Nueva Asamblea

May 17, 2025

Por Lolo Echeverría

La Asamblea Nacional es casi perfecta: el gobierno tiene suficientes diputados para gobernar sin trabas, pero no tantos que se convierta en autoritario. La oposición tiene diputados para fiscalizar, pero no tantos que puedan destituir ministros y funcionarios. Los ciudadanos hemos cumplido nuestra tarea con sabiduría.

Ahora le corresponde al Ejecutivo dedicarse a resolver los problemas, sin el pretexto de que la oposición no le deja gobernar. A la oposición le corresponde aprender que fiscalizar no consiste en buscar el fracaso del gobierno. El partido de oposición tiene que aprender el papel de la oposición en democracia.

En la Asamblea ocurrió lo que esperábamos los ciudadanos dotados de sentido común. Seguramente los fanáticos del gobierno y de la oposición quedaron decepcionados. Los fanáticos ejercen la versión enfermiza de la aspiración poética a lo trascendente: “campana de San Blas, la vida me dio todo, pero yo ansiaba más”.

La organización indígena se dividió, la dirigencia a la oposición y los diputados al gobierno. Tiene lógica porque dirigentes como Iza y los suyos, no creen en la democracia y los asambleístas son producto de  la democracia. Al formar parte del bloque de gobierno, Pachakutic ha asumido un compromiso; si luego culipandean, serán calificados de traidores.

La revolución ciudadana niega que haya tenido malas intenciones en la sesión inaugural, pero encuentra todo criticable. Después de comandar la mayoría legislativa con pocas consideraciones con la oposición, les toca vivir ahora en el bloque de los sufridores. Los diputados lidiarán con el titubeo entre la fidelidad al jefe y la necesidad de renovación.

El partido de gobierno medirá la posibilidad de aprobar reformas constitucionales en la Asamblea, pero agitará la amenaza de una Asamblea Constituyente para mantenerse en campaña y sostener la polarización. A los ciudadanos no nos interesa ni la campaña ni la polarización, sino trabajar en paz y que la política, si no ayuda, al menos, no estorbe.



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