La amenaza de la minería ilegal en Ecuador ya no se oculta en la selva. Ahora se impone con violencia y armas de alto poder destructivo. Así lo advirtió este miércoles 14 de mayo María Belén Arroyo, editora política de la Revista Vistazo, durante una entrevista en Teleamazonas.

“Estamos viviendo una expansión ya no silenciosa, sino violenta de los Comandos de la Frontera en Orellana”, afirmó Arroyo al describir cómo estos grupos armados han mutado del narcotráfico hacia el negocio del oro ilegal.

La periodista reveló que investigaciones conjuntas con medios peruanos han destapado conexiones entre los Comandos de la Frontera, la estructura criminal La Constru, mafias albanesas y cárteles mexicanos. El objetivo: ampliar su control hacia la minería ilegal, con la complicidad de grupos como Los Lobos, quienes facilitaron su entrada en Orellana.

“El país viene siendo tomado poco a poco por estos focos de minería ilegal”, denunció Arroyo. “Lo que ocurrió el 9 de mayo es una prueba de que detrás de estas operaciones hay actores armados con altísimo poder destructivo”.

Pero la gravedad va más allá del territorio: “Es un fenómeno que nos viene penetrando no solo geográficamente, sino a nivel institucional”, subrayó la editora, advirtiendo que la debilidad del Estado permite que el oro ilegal se legalice fácilmente.

En ese sentido, lanzó una advertencia contundente:

“Es muy probable que gran parte del oro que sale por los puertos del Ecuador no tenga origen legal”.

El atractivo económico del oro supera al de otras economías criminales: mientras un kilo de cocaína ronda los 3.000 dólares, una onza de oro puede costar 10 veces más. Y lo más preocupante: el oro no es una sustancia sujeta a fiscalización y su trazabilidad es casi imposible, lo que lo convierte en un negocio ideal para el crimen organizado.

La expansión de la minería ilegal, junto con su alianza con el narcotráfico y la penetración institucional, dibuja un escenario alarmante para la seguridad nacional. “Es un fenómeno multidimensional que ya está fuera de control”, concluyó Arroyo.