La Constitución tiene candados para evitar que los políticos vayan cambiando la norma suprema según sus gustos y sus necesidades, pero los mismos políticos que se ponen los candados, abren cualquier cerradura. En el primer período del presidente Daniel Noboa se abrieron algunos candados. Todavía no empieza el segundo período y ya insinúan los candados que serán abiertos.
Los “sabios” de la política tienen la virtud de ver claro lo que está oscuro y de oscurecer lo que vemos claro. Parecía claro que una asamblea constituyente solo podrá ser convocada a través de consulta popular. Ahora los políticos dicen que no, que ya ha sido convocada cuando elegimos al presidente.
Parecía claro que la consulta deberá incluir la forma de elección de los representantes y las reglas del proceso electoral. Nos parecía claro que era como elegir a los miembros de la Asamblea Nacional, pero no, dizque pueden también ser escogidos por los gremios y, Dios sabe, qué nos dirán que son las reglas del proceso electoral.
Parecía claro que la Corte Constitucional calificará cuál de los procedimientos corresponde en cada caso. Ahora le empiezan a mover el piso a los magistrados de la corte diciendo que se han excedido en la interpretación de la Constitución al decir que todos los constituyentes deben ser elegidos por elecciones populares y que no puede ser de plenos poderes.
Los políticos y sus sabios serviciales siempre han sido capaces de robarle los huevos al águila en pleno vuelo. A la vista de lo que están viendo oscuro o quieren hacernos ver claro, podemos calcular hacia dónde se dirigen, y no podremos ni aprobar ni rechazar, apenas podremos esbozar una cierta sonrisa.
Si al elegir presidente se aceptaba la convocatoria a constituyente y si los constituyentes pueden ser designados por las funciones del Estado y los gremios, las tres elecciones que aparentaban ser inevitables serán innecesarias y bastará ir a las urnas una sola vez para aprobar el nuevo traje del rey a la medida.
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