Una vez concluido el proceso electoral con un claro ganador el residente Daniel Noboa Azín, pese a las objeciones de la Revolución Ciudadana, debemos inmediatamente fortalecer las acciones y actividades encaminadas a reducir los índices de violencia y delincuencia organizada. Hay que levantar los escenarios políticos, económicos psicosociales, seguridad, entre otros aspectos, para encuadrar con la propuesta de campaña de Daniel Noboa. También recoger y poner en práctica lo que otros actores políticos y sociales plantean para la unidad nacional, el orden, la seguridad y el desarrollo que en estos momentos requiere la ciudadanía.
Por tanto, hay que seguir ejecutando en materia de seguridad, la capacitación y el asesoramiento con expertos nacionales e internacionales a las FF.AA. y PP.NN., la cooperación de países amigos, mantener e incrementar las operaciones de inteligencia y contrainteligencia, especialmente en zonas de alta peligrosidad, seguir con las operaciones conjuntas militares entre FF.AA y PP.NN, con la estructura del Bloque de Seguridad. Además, es indispensable fortalecer las operaciones de seguridad de los puertos y control de puertos artesanales y aeropuertos y mejorar y modernizar las capacidades militares y policiales.
Hay acciones pendientes son importantes en el contexto de una política de seguridad coherente con la situación actual y a la cual es necesario enfrentar con estrategias y métodos eficientes que nos van a permitir al mediano y largo plazo derrotar a las mafias locales e internacionales que han hecho del territorio ecuatoriano un Hub de las drogas y sus actividades criminales. Por tanto, lo prioritario es diseñar la Estrategia de Seguridad Nacional, donde se definan los escenarios, las amenazas los riesgos, los actores estratégicos, presupuestos, normativa legal, así como los centros de gravedad que son vitales controlar y desarticular. Todo esto sintonizado con la visión política del presidente y con la participación efectiva y comprometida de las otras funciones del Estado.
Dentro de este Plan Nacional, uno de los puntos importantes es determinar y definir los centros de gravedad estratégicos internos y externos, sobre la base de una inteligencia estratégica gestionada eficientemente por el CIEES: en ese contexto y perspectiva planificar acciones, operaciones y operativos con las fuerzas de seguridad del Estado, pero todo esto en forma permanente. Dar prioridad también al control del lavado de activos, fortaleciendo la UAFE con presupuesto y personal técnico y científico en el manejo de economías ilegales y sus conexiones internacionales. Fortalecer la Función Judicial con el apoyo de la ONU para evitar la impunidad, organizar y gestionar eficientemente al ESNAI, profesionalizando al cuerpo de Guías Penitenciarios, mejorando la infraestructura carcelaria acorde a los estándares internacionales y de DD.HH. Realizar las reformas a la Constitución necesarias para disponer de un Estado eficiente direccionando las políticas públicas al bienestar del ser humano mediante el desarrollo y la seguridad, la educación, la salud y el medio ambiente, entre otros aspectos importantes.
Es prioritario abrirse a la cooperación internacional con la posibilidad de que en Ecuador pueda operar una Base Internacional Antinarcóticos multiagencial, con la tecnología de punta en actividades de vigilancia, control e intervención aérea y marítima, así como asesoramiento y el funcionamiento de agencial de la INTERPOL, FBI, DEA, EUROPOL, entre otras instituciones.
Todo esto con una política de seguridad integral para garantizar el desarrollo de las poblaciones golpeadas por la inseguridad, el narcotráfico, la pobreza, la insalubridad, y que requieren la presencia del Estado para que les brinde trabajo, salud, educación infraestructura y seguridad.
El Gobierno no puede dormirse en los laureles de la victoria política, sino seguir con el esfuerzo demostrado en la campaña electoral y quizá aumentar su accionar. La problemática del país no aguanta más plazos y se requiere una gestión permanente, sostenida, oportuna, eficiente y anticipada para alcanzar niveles aceptables de seguridad, bienestar y desarrollo.
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