África mira con esperanza a un futuro papa negro, aunque las posibilidades son limitadas

Abr 22, 2025

A medida que la Iglesia Católica se prepara para la elección de un nuevo pontífice, muchos en África alimentan la esperanza de que uno de los suyos se convierta en el primer papa negro de la historia moderna. Este deseo se ve como un símbolo de reconocimiento para un continente donde la religión es una parte integral de la vida cotidiana y donde el catolicismo crece a un ritmo acelerado. Sin embargo, aunque el apoyo es grande, las posibilidades de que esta esperanza se haga realidad son, según los expertos, limitadas.

El continente africano representa alrededor del 20% de la población católica global, y sigue siendo el lugar de mayor expansión de la Iglesia, como se refleja en los datos más recientes del Vaticano. El lunes pasado, durante las misas en honor al Papa Francisco, muchos católicos africanos expresaron que un pontífice negro ya se había hecho necesario para inspirar a los fieles del continente y cambiar la percepción global de África. Charles Yapi, un sacerdote de Costa de Marfil, comentó: “Tener un papa negro reavivaría la fe cristiana en África y mostraría que un africano puede ocupar este cargo”.

A pesar de los precedentes históricos que sugieren que algunos papas del primer milenio podrían haber tenido raíces africanas, la realidad es que aún no ha habido un papa negro en la historia moderna de la Iglesia. Aunque han surgido varios nombres africanos como posibles candidatos, expertos vaticanos no creen que ninguno de ellos haya sido sometido a un escrutinio público comparable al de los cardenales de occidente.

En la lista de aspirantes se destacan tres nombres: el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, de Ghana, de 76 años; el cardenal Fridolin Ambongo Besungu, de la República Democrática del Congo, de 65 años; y el cardenal Ignace Bessi Dogbo, de Costa de Marfil, de 63 años. Estos clérigos tienen una importante influencia en el continente, y algunos de ellos, como el arzobispo de Acra, John Bonaventure Kwofie, creen que la elección de Turkson sería un justo reconocimiento al crecimiento del catolicismo en África.

“Aunque no puedo apostar por ello, tener a Turkson como papa motivaría a todos los obispos del continente”, expresó Kwofie, quien conoce a Turkson desde hace décadas. No obstante, algunos sacerdotes sostienen que la elección de un papa debe basarse más en los valores que en la nacionalidad o la raza. El sacerdote congoleño Josue-Misael Mobatila Kwilu, por ejemplo, dijo: “Rezamos para que el Espíritu Santo dé a la Iglesia un buen pastor, uno que guíe hacia el verdadero Dios, sin importar su origen”.

Un papa africano sería visto como un continuador del legado de Francisco, quien defendió incansablemente a los pobres, a los migrantes y a aquellos que sufren las consecuencias de los conflictos bélicos. Sin embargo, la elección de un cardenal africano también podría implicar un contraste con las posturas más progresistas de Francisco, como la apertura hacia las bendiciones de parejas del mismo sexo. Muchos de los fieles africanos, en su mayoría conservadores, rechazan estos cambios, lo que podría dificultar la elección de un papa que comparta esta visión.

El cardenal Turkson, que ha sido considerado una figura clave en el Vaticano durante más de una década, es conocido por su trabajo en pro de la justicia social y el desarrollo. No obstante, en 2013 causó polémica al vincular los abusos clericales con la homosexualidad, una afirmación que fue ampliamente criticada, aunque más tarde suavizó su postura.

Fridolin Ambongo Besungu, por su parte, ha sido un defensor de la paz en la República Democrática del Congo, un país devastado por conflictos armados. Nombrado cardenal por Francisco en 2019, Ambongo también se opuso a la bendición de parejas homosexuales, una postura que refleja la postura más conservadora de muchos de sus compatriotas.

Así, mientras que muchos africanos se aferran a la esperanza de ver a uno de los suyos ocupar la silla de San Pedro, el proceso de selección en el Vaticano, regido por complejas dinámicas de fe, poder e intereses, sigue siendo incierto.



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