El derrame de crudo en Esmeraldas ha dejado a cientos de familias en la incertidumbre. La emergencia ambiental ha afectado gravemente a la población pesquera, que reporta daños en al menos 50 embarcaciones y equipos de pesca completamente inservibles, cubiertos de petróleo.
Las consecuencias se extienden más allá de la playa Las Palmas, donde la arena y la vegetación han sido teñidas de negro. La mancha de crudo ha alcanzado también las costas de Rocafuerte, en Rioverde, y de Tonsupa, en Atacames, lo que agrava el impacto en la zona.
Según Johny Pozo, dirigente pesquero, cerca de 120 lanchas deberán permanecer inactivas por aproximadamente 30 días, lo que representa una pérdida económica significativa, considerando que cada embarcación genera en promedio 1.200 dólares semanales.
Las autoridades han desplegado brigadas para la limpieza de la playa Las Palmas, que fue cerrada por disposición del COE nacional. 31 trabajadores, apoyados por maquinaria pesada, intentan remover la arena contaminada, aunque el avance ha sido interrumpido por la marea alta.
Mientras tanto, la comunidad ha salido a las calles en protesta, exigiendo una respuesta urgente ante una de las peores crisis ambientales que ha enfrentado la provincia.
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