El Gobierno de Daniel Noboa enfrenta una fuerte presión económica tras la pérdida de dos fuentes clave de financiamiento que sumaban $1.914 millones. La caída de la concesión del campo petrolero Sacha, que debía generar un anticipo de $1.500 millones, y el retraso en la revisión del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que posterga el desembolso de $414 millones, han dejado un vacío en las arcas estatales en un momento crítico.
Estos fondos eran esenciales para el flujo de caja gubernamental, especialmente en un contexto de pagos atrasados, emergencias causadas por el invierno y la incertidumbre electoral que complica aún más la situación económica del país.
El FMI pospone desembolso hasta después de las elecciones
El FMI tenía programada una reunión el 15 de marzo para evaluar el cumplimiento de las metas económicas de Ecuador y aprobar el tercer desembolso del acuerdo financiero. Sin embargo, la decisión de aplazar la revisión hasta después de la segunda vuelta electoral, el 13 de abril, ha sumado incertidumbre a la estabilidad económica.
El organismo internacional suele evitar comprometer recursos en contextos de alta volatilidad política. Dependiendo del resultado electoral, la estrategia económica del país podría cambiar drásticamente, razón por la cual el FMI prefiere esperar antes de autorizar nuevos desembolsos.
Esta situación ha impactado negativamente en el riesgo país, que ha escalado hasta los 1.500 puntos. Según Santiago Mosquera, decano de la Escuela de Negocios de la UDLA, la expectativa inicial de una victoria de Noboa en primera vuelta había impulsado la compra de deuda ecuatoriana, reduciendo el riesgo país. Sin embargo, el empate técnico en los comicios ha generado incertidumbre y una reacción negativa en los mercados internacionales.
Fracaso de la concesión de Sacha agrava el déficit fiscal
Otro golpe financiero ha sido la cancelación de la concesión del campo petrolero Sacha, cuyo proceso de licitación no logró concretarse debido a la falta de acuerdos con inversionistas y problemas en la estructuración del modelo de concesión. Esto significa la pérdida de $1.500 millones que el Gobierno contaba como parte de su estrategia para cubrir compromisos inmediatos, incluyendo el pago a proveedores y la gestión de emergencias.
Un panorama económico incierto en plena coyuntura electoral
Ante la falta de estos ingresos clave, el Ministerio de Economía enfrenta un escenario complejo y deberá buscar alternativas para cumplir con sus obligaciones. Entre las opciones están la obtención de financiamiento en mercados internacionales bajo condiciones más costosas o la implementación de ajustes adicionales en el gasto público.
La combinación de incertidumbre política, dificultades fiscales y desconfianza de los inversionistas deja a Ecuador en una de sus situaciones económicas más frágiles en los últimos años. Con el desenlace electoral aún por definirse, el país se encuentra en una encrucijada que determinará su estabilidad financiera en el corto y mediano plazo.
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