Las inundaciones han golpeado con fuerza a la provincia de Manabí, dejando un saldo devastador en el sector agrícola: 2.461 hectáreas de cultivos destruidas, según el Ministerio de Agricultura. El arroz ha sido el más afectado, con un 83% de sus plantaciones perdidas.
El impacto se concentra en el Valle del Río Portoviejo, entre Rocafuerte y la parroquia Charapotó (Sucre), donde el desbordamiento del río y varias quebradas han mantenido los sembríos sumergidos por más de dos semanas.
“No quedó nada”
Germania Carrasco, una agricultora local, invirtió mil dólares para sembrar dos hectáreas de arroz, pero el agua arrasó con todo antes de que las espigas pudieran brotar. “Si baja el agua, como usted mismo se da cuenta, no hay ni una mata que se pueda recuperar”, lamentó.
Su cosecha debía estar lista en abril, pero ahora no tiene nada. Y no es la única. Ramón Villanueva, de 82 años, enfrenta un dilema aún mayor: sin cultivos, no tiene cómo financiar una nueva siembra. “No puedo hacer un préstamo porque a la edad que tengo no me lo dan, ¿y cómo hago?”, cuestionó.
Las pérdidas en el arroz superan los dos millones de dólares. Cada hectárea representa una inversión de mil dólares y, en condiciones normales, genera el doble en ganancias.
Pero no solo el arroz ha sido afectado. Miles de productores han perdido cultivos de cacao, maíz, limón, coco y plátano, lo que agrava la crisis en la zona.
Mientras el agua sigue sin ceder, la incertidumbre crece entre los agricultores, que ven cómo su fuente de sustento desaparece sin garantías de apoyo real para salir adelante.
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