Sacha… ¿conviene o no?

Mar 9, 2025

Por Walter Spurrier

Es un tema candente. La pregunta hay que contestarla por partes. ¿Que quién opere Sacha, Petroecuador o una petrolera internacional? Mejor la internacional. Petroecuador no tiene la capacidad técnica ni los Gobiernos le permiten retener de su operación los fondos necesarios para invertir. Bajo Rafael Correa, Petroecuador contrató a una gran compañía de servicios, Schlumberger, para que trabajara Shushufindi (2012) y Auca (2016) y que entregara una prima de entrada para financiar el presupuesto del Estado. En 2016 pretendió hacerlo para Sacha con Halliburton.

Ha habido un contrato y dos intentos para operar Sacha. ¿cuál es más conveniente: el de 2009, 2019 o 2025?

En 2009 Rafael Correa y Hugo Chávez conformaron Río Napo, a cargo de operar Sacha con la estatal venezolana PDVSA como administradora. A cambio de derechos sobre una zona prospectiva de Venezuela, donde ¡a Dios gracias! nunca invirtió, Petroecuador le cedió a PDVSA el 30 % de la producción de Sacha, un valor de $ 493 millones al año. PDVSA invertía $ 23 millones, equivalentes a 20 días de producción, y se llevaba al año unos $ 470 millones. Río Napo además importaba chatarra de PDVSA como si fueran equipos nuevos. Pingüe negocio. La inversión era tan baja que, como observamos en aquel entonces: “Lo que Sacha necesita es una agresiva nueva inversión con tecnología de punta para incrementar las reservas recuperables: la relación de reservas recuperables a reservas in situ es inaceptablemente baja. Pero el acuerdo entre Petroecuador y PDVSA (…) no incluye un compromiso de PDVSA para invertir en esta tecnología” (Análisis Semanal, abril 19, 2010).

En 2018 Lenín Moreno pone fin al írrito contrato y en 2019 lleva una licitación muy bien concebida. La ganó Baker Hughes, pero nunca se adjudicó ni firmó un contrato, como nos recordó Fernando Santos en reciente entrevista. Desconocemos por qué no concretó Moreno ni retomó Lasso cuando Santos era ministro o Noboa en vez de iniciar otro proceso.

Si no era dable retomar la licitación de Moreno, había que convocar un nuevo concurso. ¿Cabía optar por un proceso abreviado, como se hizo, o replicar el trámite seguido por Moreno? La respuesta depende de si se considera que la urgencia de recursos justifica el proceso abreviado. Para el presidente la urgencia es extrema, a tal punto que advierte al consorcio adjudicado que, si hasta pasado mañana no acredita los $ 1.500 millones de la prima de entrada, no se firma.

El proceso abreviado requiere que se contrate con una firma estatal. Las únicas estatales grandes que se han interesado en el país son las empresas chinas, entre ellas Sinopec, la mayoritaria en el consorcio escogido. La información suministrada sugiere que los términos del contrato son muchísimo mejores que aquellos con PDVSA, pero hace falta estudiar el contrato a fondo.

Esta semana sabríamos si aborta este proceso. De ser así, habría que optar por un nuevo concurso con una negociación más compleja, en que la participación del contratista se divida en dos: un menor porcentaje de la producción de las reservas actuales, y uno mayor de la producción de nuevas reservas desarrolladas gracias a inversión de riesgo. Solo así Sacha y los otros grandes campos petroleros en explotación desde 1972 podrán seguir sirviendo por muchos años más.



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