Este domingo, Ecuador vuelve a las urnas para definir su destino en unas elecciones generales marcadas por un periodo convulso de apenas 14 meses y medio. Daniel Noboa, el joven mandatario que irrumpió con fuerza en la política ecuatoriana, busca extender su mandato, pero enfrenta el desgaste de su gestión en seguridad y economía.
Pese a haber iniciado con altos niveles de aprobación, su imagen ha sufrido un declive en los últimos meses. Aún así, cuatro de los cinco últimos sondeos lo mantienen como el favorito, mientras que solo uno otorga ventaja a su principal rival, Luisa González, la carta del correísmo.
La incertidumbre sobre una segunda vuelta es latente, pues para evitarla, un candidato debe superar el 50% de los votos o alcanzar el 40% con una ventaja de 10 puntos sobre su competidor más cercano. De no lograrlo, el 13 de abril los ecuatorianos volverán a las urnas para un nuevo round electoral.
El legado de Noboa: entre la mano dura y las sombras
El mandatario de 37 años asumió el poder en noviembre de 2023 tras vencer a González en segunda vuelta con el 51,83% de los votos. Su principal bandera fue la lucha contra el crimen organizado, en un país sumido en una espiral de violencia sin precedentes. Con el Plan Fénix y el estado de excepción, puso a las Fuerzas Armadas en las calles y retó a las bandas delictivas que operaban con impunidad.
Al inicio, su estrategia le otorgó respaldo popular, alcanzando hasta el 80% de aprobación. Sin embargo, el panorama cambió con casos como el de los “4 de Guayaquil”, menores de edad secuestrados y asesinados tras ser detenidos por militares. El escándalo desató protestas y puso en la mira las denuncias de abusos en la guerra contra el crimen.
A nivel de cifras, los homicidios bajaron de 22 diarios en 2023 a 19 en 2024, pero la criminalidad volvió a repuntar en enero de 2025, con un récord de 731 asesinatos en el mes. ¿El balance? Un debate abierto sobre si su estrategia funcionó o solo contuvo temporalmente el caos.
Economía en rojo y apagones que golpean
A la crisis de seguridad se sumó una recesión económica que azotó al país en 2024, con una caída del PIB del 1,5% en el último trimestre del año y apagones que afectaron hogares e industrias. La deuda pública ronda los 50.000 millones de dólares, y aunque el gobierno de Noboa logró un acuerdo con el FMI para un préstamo de 4.000 millones, la recuperación sigue siendo incierta.
Lo que está en juego
El electorado ecuatoriano enfrenta hoy una decisión crucial: darle continuidad a la administración Noboa con la esperanza de consolidar su plan de seguridad y estabilidad fiscal, o apostar por un nuevo liderazgo.
Además de la presidencia y la vicepresidencia, también se eligen los miembros de la Asamblea Nacional, en un país con una tradición de fragmentación política que podría dificultar la gobernabilidad del próximo jefe de Estado.
Hoy, Ecuador decide. ¿Se mantendrá el rumbo o habrá un giro inesperado? Los votos lo dirán.
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