La elección sin emoción

Feb 3, 2025

Por Karina Granja

¿Qué piensa el votante?

Dudas, incertidumbre y desesperanza sobre el futuro del país.

¿Por qué?

La crisis institucional y la falta de confianza en las organizaciones políticas siguen marcando el panorama electoral en Ecuador. Esta situación persiste, sin importar quién gane las elecciones.

Estamos en la recta final de la campaña, según el calendario electoral, el jueves 6 de febrero es el último día de campaña y marca el inicio del silencio electoral. A menos de una semana de los comicios, es evidente que esta elección no despierta entusiasmo, sino que gira en torno al voto útil (revancha) producto de la polarización.

No olvidemos que lo que hay es una generación joven sin expectativas:

En las elecciones del 9 de febrero de 2025, 635,381 de los 13.7 millones de electores tienen entre 16 y 18 años, mientras que alrededor del 30% del padrón está conformado por votantes de hasta 29 años (CNE, 2025). Sin embargo, la mayoría de ellos está desencantada por promesas incumplidas en los últimos tres procesos electorales. Se han ofrecido reformas a las pensiones jubilares, megaproyectos como trenes bala, mega prisiones y el pago de la deuda con el IESS, pero ninguna de estas promesas se ha materializado. Mientras tanto, Ecuador enfrenta pagos de la deuda externa por 9,000 millones de dólares este año; y un déficit fiscal cercano a los 4,000 millones para cerrar el año (Ministerio de Finanzas, 2025).

Sí, la combinación de deuda externa elevada, un gran déficit fiscal y el desencanto generalizado sugiere que el 2025 será un año complicado en términos económicos y políticos. Si el nuevo gobierno no logra estabilidad ni inversión, es probable que se enfrente a restricciones presupuestarias y dificultades para cumplir promesas.

Además, el clima político en Ecuador es tenso. La polarización ha alcanzado tal nivel que resulta difícil discutir ideas sin enfrentamientos. La falta de una tercera opción fuerte ha profundizado esta división, llevando a una confrontación directa entre los dos candidatos más opcionados: Daniel Noboa y Luisa González, según los últimos sondeos de todas las encuestadoras.

Aquí apreciados lectores, comparto tres razones que hacen de esta elección un proceso atípico y sin emoción

1.- El cambio en la forma de hacer campaña: La transición de la política tradicional de tarima a la campaña digital ha modificado el panorama electoral. Daniel Noboa, por ejemplo, ha capitalizado el uso de las redes sociales, donde cuenta con una comunidad de más de 2.5 millones de seguidores en TikTok. Mientras tanto, los medios de comunicación tradicionales han perdido influencia frente al poder de las redes sociales (Statista, 2024).

2.- El escepticismo sobre las promesas políticas: La falta de cumplimiento de las propuestas de campaña ha generado una profunda desconfianza en el electorado. Los ciudadanos perciben que, sin importar el candidato, las promesas no se convierten en realidades.

3.- La desesperanza reflejada en las encuestas: Las encuestas muestran un país desilusionado con su futuro. Aún hay un 16% de indecisos, según los últimos sondeos, lo que refuerza la idea de una elección sin entusiasmo. Cabe recordar que las encuestas son una “fotografía del momento” y no un pronóstico definitivo.

Un dato para recordar, es que el Latinobarómetro 2023 reveló que el 28% de los ecuatorianos considera que un gobierno fáctico sería la mejor opción para el país. Este dato es alarmante, ya que pone en evidencia la crisis de confianza en la democracia y frena el desarrollo nacional.

En conclusión, todo apunta a que estas elecciones no traerán grandes sorpresas. En un contexto de polarización, desilusión y promesas incumplidas, la verdadera incertidumbre no está en quién ganará, sino en si realmente podrá gobernar.



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