La carita de Dios cada día menos bendecida

Feb 1, 2025

Por Gabriela Fraga

Quito, ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1978, rodeada de montañas, con un sol radiante y noches llenas de estrellas y calles estrelladas, sí, estrelladas, porque en los últimos años la gestión municipal ha sido ineficiente, en especial con el ambiente. Ambiente que podemos descomponer en tres grandes grupos: gestión de la basura, gestión de tierra, agua y aire, y gestión del espacio, dónde agrupo todo lo relacionado a construcción, edificaciones, calles, cultura y otros.

Vamos por el primero, la gestión de la basura o desechos, es nula en la ciudad, no de hoy, desde siempre, pero aparentemente a ninguna administración le interesa hacer algo al respecto, aunque son la única autoridad responsable y autorizada. En Quito, se hace a través del EMGIRS-EP, la Empresa Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos, obviamente pública. Una empresa con aproximadamente 1.200 empleados, que lo único que aparentemente hacen es recolectar y llevar los desechos al mal llamado relleno sanitario del Inga. Pero no es más que uno depósito de basura sin clasificar, sin gestión que se acumula y genera vectores, mal olor, lixiviados (el líquido que se genera en la basura, altamente contaminante), y que tiene enquistado por años a algunos funcionarios, es decir, que la nula gestión no parece que va a cambiar.

Ahora antes de que griten, “ ¡pero que alguien haga una ley para la basura!”, les informo que en Quito existe la Ordenanza Metropolitana N° 332, que regula la gestión integral de residuos sólidos, y nos pide: separación en la fuente por parte de los quiteños, establece días de recolección diferenciados que el Municipio no ha establecido ni cumple, el reciclaje obligatorio con puntos de acopio y recicladores de base (quizá lo único que medianamente se hace) y sanciones por no cumplir con la separación de hasta el 50% del SBU- ¿Necesitan más que esto? O generar conciencia desde casa, dejar de consumir en exceso, reducir la generación de basura, en la ciudad se generan aproximadamente 2200 toneladas de basura al día, clasificar la basura, y empezar a exigir a las autoridades que cumplan sus obligaciones con la norma, que informen, difundan y capaciten a los ciudadanos, que en pocas palabras hagan algo con esa tasa que pagamos por la gestión de desechos que hoy aparentemente solo sirve para pagar sueldos y salarios.

El problema de la ineficiente gestión de desechos en la ciudad es preocupante, alarmante en realidad, si pensamos en que producimos 2.200 toneladas al fía, y se estima que al “relleno sanitario” del Inga le quedan apenas dos años para llegar a su tope. Es una emergencia ambiental y sanitaria de la que no se habla, y la solución viable si no cambiamos de hábitos y de autoridades, es un milagro.



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