El domingo 19 de enero se llevó a cabo el Debate Presidencial en el marco de las elecciones del 2025, el evento captó la atención de un público importante y generó expectativa principalmente en quienes aún no han definido su voto. Para el movimiento de mujeres del país muchos ámbitos de carácter social no fueron abordados, entre ellos, los temas que afectan directamente los derechos de las mujeres y sus posibles soluciones. En un país donde una mujer es víctima de femicidio cada 27 horas y 7 de cada 10 mujeres han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida, resulta inadmisible que esta problemática no haya sido parte del debate.Las organizaciones de mujeres manifestaron su descontento a través de la red social X (antes Twitter), promoviendo una serie de mensajes que exigían a los candidatos y candidatas presentar propuestas claras para enfrentar y combatir la violencia. Entre las demandas destacaron el cumplimiento de instrumentos internacionales y de la normativa existente, la asignación de presupuesto suficientes y oportunos, y el fortalecimiento de la institucionalidad encargada del Sistema de Prevención y Erradicación de la Violencia. Sin embargo, estas voces fueron ignoradas.Es lamentable que los temas que atañen a la vida de las mujeres sigan situándose en un segundo plano o, como en este caso, permanezcan totalmente ausentes. Tampoco se abordó la situación de la subrogación presidencial. En este contexto, se ha evidenciado una ruptura del orden constitucional, acompañada de violencia política basada en género contra la vicepresidenta Verónica Abad. Incluso se involucraron instancias gubernamentales como el Ministerio del Trabajo, que fue instrumentalizado para perseguir a la segunda mandataria mediante un sumario administrativo inconstitucional.El silencio sobre estos asuntos no es casual; es un reflejo de las prioridades que marcan las agendas políticas y del peso que se le da a la vida de las mujeres en el debate nacional. Mientras los derechos de la mitad de la población sigan relegados, el discurso sobre democracia, justicia y desarrollo estará incompleto.Es hora de exigir una agenda política que incluya, con la relevancia que merecen, los derechos y las vidas de las mujeres. La omisión ya no es una opción.