Cerramos un año durísimo para el Ecuador y el mundo: violencia, narco, crisis energética, pobreza. Guerras por todo lado, migración descontrolada; el cambio climático comienza pasar facturas mus costosas: incendios, inundaciones, problemas de agua que, además de afectar a la vida, dificultan la operación de hidroeléctricas, lo que dificulta aún más la provisión de electricidad.
En este escenario, que requeriría acuerdos, organizaciones internacionales fuertes, la fragmentación y polarización, las dos características de las sociedades posmodernas, hacen prácticamente imposible encontrar puntos en común, tanto en Ecuador como en el mundo.
Pero cómo soy un optimista serial, pongo en consideración una colección de utopías que son mis deseos para el 2025.
Que se acabe la guerra entre Rusia y Ucrania, entre Israel y Palestina.
QueVenezuela vuelva a la libertad.
Que los dictadores de Cuba y Nicaragua pierdan poder, se debiliten y eso de paso a nuevas etapas para esos pueblos.
En Ecuador, que quien gane la presidencia sea capaz de entender y dimensionar la crisis salvaje. Que trabaje desde el primer día. Que no sigamos entre la polarización paralizante y la improvisación de un joven arrogante.
Y un deseo determinante, más bien un pedido desesperado: que volvamos a ser ciudadanos. Que cuestionemos, critiquemos, exijamos a nuestras autoridades e instituciones respuestas urgentes a los distintos retos que el Ecuador enfrenta.
Que cumplamos esa premisa que estableció Thomas Jefferson: La Eterna Vigilancia,
frase con la que describía la necesidad de mantenernos atentos a la actuación de los gobernantes, para que mantener encadenado, con rienda corta al Leviatán, ese monstruo que Hobbes usa como metáfora para describir el poder descomunal del estado frente al cual el propone un contrato social.
El Ecuador necesita un nuevo contrato social.
La utopías siempre son útiles para mantener el optimismo, el sueño de un futuro mejor.
La eterna vigilancia, la tarea para el 2025 de esa mayoría silenciosa, de esos millones de seres humanos que solo queremos vivir en un mundo en paz.
0 comentarios