Mi abuelo arrendaba locales en los bajos de su casa en la calle Carabobo en Riobamba; en uno de ellos se alquilaban revistas, dispuestas verticalmente y apoyadas a las paredes del local. Hombres de todas las edades escogían su revista preferida y la alquilaban por 10 a 20 centavos de sucre, para leerla sentados en taburetes largos de madera. La revista más cara y de más adeptos era una de color sepia, que se llamaba Kalimán, el hombre increíble. Una especie de Batman, hombre musculoso, pero vestido impecablemente de blanco, de turbante, cara limpia y ojos verdes; siempre acompañado por el pequeño Solín, su compañero de aventuras.
En los años 60 y 70, Radio Nacional Espejo -“La antena comercial más potente del país”-emitía en el día varias series y radionovelas. Entrada la noche, se escuchaban las radionovelas de Kalimán, Rayo de Plata y Porfirio Cadena, “El ojo de vidrio”. La de Kalimán y sus aventuras tenía frases como: “Caballero con los hombres, galante con las mujeres, tierno con los niños e implacable con los malvados”. Y una mejor: “La mente es el arma más poderosa, aquel que domina la mente domina todo”, frases que daban a la figura un halo de superhéroe. Sus aventuras tenían como fin defender la justicia en el lugar que sea necesario para conservar, o que resurja, el bien; así es que hizo frente a organizaciones criminales, especializadas en el tráfico de drogas y armas, seres de ultratumba, o enemigos como la Bruja Blanca, una hermosa hechicera que era soberana de un reino de gorilas inteligentes.
La política nacional está llena de superhéroes. El presi Noboa se ha autoungido en su lucha contra el narcotráfico como un Kalimán imaginario a la ecuatoriana, vestido impecablemente con unas corbatas de soberbios colores y nudos sobredimensionados; sin turbante pero portador de grandes gafas negras y atuendos a lo “quitarásdeahiff”. Un Ecua-Kalimán nacido de una dinastía poderosa y destinado a heredar el reino del banano: Ecuatoristán. Mientras la juventud de Kaliman se desarrolló en Mongolia y en el Tibet, la de nuestro EcuaKaliman se desarrolló en Miami, donde fue educado en cuerpo y alma para dirigir los destinos de su reino.
Hace poco inició su actividad proselitista, aprovechando su actual función de presidente. Total, los bienes estatales son parte de su reino. El primer cómic de Kaliman se llamaba “Profanadores de tumbas”, el del nuestro es “Profanadores de la Constitución”. Con ayuda de varios Solines ha conseguido trastocar la reglamentación jurídica democrática del Ecuador. En sus discursos ha dicho que su mayor anhelo es continuar trabajando por todos desde cualquier lugar, evidentemente no para defender la justicia y la ley, sino para su bien.
Él esta convencido que ganará en la primera vuelta. A su favor y gracias a la magia del anticorreismo puede contar con un 19% de ciudadanos de esas lides; y es probable que cuente con otros, personas que están contentas con su gestión, que se sumarían al porcentaje; pero si no suman lo suficiente, deberá confiar en sus electrizantes discursos y otros poderes, como el de control mental para ganar en primera vuelta.
La encuestadora Comunicaliza publicó hace unos días que un 54% de ecuatorianos está contento con la gestión del presidente Noboa. ¿En serio? Sólo el hombre increíble puede conseguir tal porcentaje de aceptación después de tan gloriosa gestión de la crisis energética, por mencionar un solo ejemplo. De ser cierto, esta sería la demostración en números de la capacidad de control de la mente que maneja nuestro presi. Técnica peligrosísima que le puede hacer invencible en el país del Influjo Psíquico. Adicionalmente, ha demostrado sus poderes en telequinesia desplazando a la vicepresidenta ora a Israel ora a Turquía.
Esta frase apócrifa calza con los resultados de esta estadística: “Hay tres clases de mentiras: mentiras, malditas mentiras y las estadísticas”.
El verdadero Kaliman le diría a los ciudadanos de Ecuatoristán “Serenidad y paciencia… mucha paciencia” Vamos a ver que dicen las urnas en los comicios de febrero. La esperanza es lo último que se pierde. En este sentido ¡Un Feliz Año 2025!
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