El presidente venezolano Nicolás Maduro ha intensificado la represión en Venezuela con la activación de los llamados “órganos de dirección integral” (ODIS), una red que centraliza el control sobre el poder político, las Fuerzas Armadas, la Milicia Nacional Bolivariana, cuerpos policiales y grupos comunitarios, integrado por civiles.

Esta medida, anunciada como una “defensa de la paz”, busca reforzar el régimen autoritario de Maduro, quien insiste en usurpar el poder el próximo 10 de enero, a pesar de los cuestionamientos sobre los resultados de las elecciones presidenciales.

En un acto en el Palacio de Miraflores, Maduro, acompañado de milicianos armados y trabajadores estatales, autoproclamó su rol como comandante supremo de las ODIS, un mecanismo de vigilancia y represión que se desplegará en los 355 municipios del país.

Este sistema se presenta como una estrategia para “garantizar la estabilidad” y “la victoria ejemplar de la paz”, pero en la práctica ha sido interpretado como una táctica para sofocar cualquier intento de movilización opositora.

La creación de las ODIS se produce en un contexto de creciente persecución política, con detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y la militarización de las protestas opositoras.

Entre los detenidos se encuentran líderes opositores, activistas y familiares del presidente electo Edmundo González Urrutia, quien ganó las elecciones de julio según la oposición. Además, se ha reportado la desaparición del ex vicepresidente del Consejo Nacional Electoral, Enrique Márquez.

“Mercenarios”

Maduro también aseguró que se han capturado a siete “mercenarios extranjeros”, acusados de planeando acciones terroristas en su contra, sin proporcionar pruebas claras.

En medio de esta ola represiva, la oposición, liderada por figuras como María Corina Machado, ha convocado nuevas protestas para desafiar la juramentación de Maduro y exigir el respeto a los resultados electorales.