Con un nivel de riesgo país que supera los 1.200 puntos, Ecuador enfrenta un panorama económico incierto mientras arranca la campaña electoral para las presidenciales de 2025. A pesar de ser el tercer país más riesgoso de América Latina, después de Venezuela y Bolivia, ninguno de los 16 candidatos, incluido el presidente-candidato Daniel Noboa, presenta un plan concreto y realizable para reducir el déficit fiscal y controlar la deuda pública.
El economista Andrés Rodríguez señala que las propuestas presentadas hasta ahora son “declaraciones generales, llenas de lugares comunes”, sin detalles ni estrategias reales para abordar el gasto público y el endeudamiento. Incluso, algunos candidatos como Carlos Rabascall (Izquierda Democrática) y Jimmy Jairala (Centro Democrático) proponen reducir impuestos como el IVA y el ISD, medidas que, según los expertos, podrían agravar el déficit fiscal si no van acompañadas de recortes estructurales en el gasto público.
Por otro lado, candidatas como Luisa González (correísmo) sugieren auditar la deuda externa y declarar su ilegitimidad, mientras que otros como Francesco Tabacchi (CREO) y Henry Cucalón (Construye) plantean “optimizar” el gasto, aunque sin especificar cómo lograrlo.
El riesgo país, calculado por JP Morgan, refleja la confianza de los inversionistas internacionales en la capacidad del país para cumplir sus obligaciones financieras. En términos prácticos, un riesgo país alto significa que Ecuador debe pagar tasas de interés superiores al 15% para emitir bonos, encareciendo tanto la deuda pública como la financiación de proyectos de inversión privados.
Según el Instituto Ecuatoriano de Economía Política (IEEP), el deterioro fiscal y la inestabilidad política, combinados con instituciones débiles y un sistema judicial sin credibilidad, han convertido a Ecuador en un destino poco confiable para las inversiones. Sin un cambio estructural en el manejo económico, la percepción de los mercados internacionales podría seguir empeorando, complicando aún más la generación de empleo y el crecimiento económico.
Con propuestas poco detalladas y promesas que recuerdan a campañas anteriores, la falta de un plan económico sólido por parte de los presidenciables plantea serias dudas sobre la capacidad del próximo gobierno para enfrentar los desafíos económicos del país.
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