Concluyó la última de las apelaciones del Ecuador ante la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya y Ecuador debería pagar a Chevron $ 2.000 millones. Esa versión ya aparece en medios locales. Urge que el Gobierno proponga a Chevron una transacción que amortigüe el impacto.
Recordemos; en 2011, un juez de Lago Agrio determinó que Texaco había causado daño ambiental y que Chevron, que absorbió a Texaco en 2001, debía compensar a las comunidades demandantes en $ 9.500 millones.
En 2012 el abogado de las comunidades, Steve Donziger, constituyó en Gibraltar a Amazonia Recovery Ltd para recibir los fondos. Después se conoció que Gibraltar, paraíso fiscal, era el domicilio del principal financista de Donziger, y que iba a recibir un porcentaje elevado del monto ganado.
El Estado ecuatoriano no era parte del proceso, ya que había aceptado la remediación ambiental que correspondía a Texaco como parte minoritaria del consorcio. Petroecuador, socio mayoritario, no remedió. Sin embargo, el gobierno de Rafael Correa buscó en diversos países que la justicia disponga el embargo de bienes de Chevron, sin éxito. En 2013 Correa contrató a artistas de Hollywood para su campaña “La mano sucia de Chevron”.
Chevron planteó juicio a Donziger en EE. UU. sosteniendo que la sentencia entregada al juez de Lago Agrio fue redactada en EE. UU. y que le ofrecieron $ 500.000 por la firma. En 2014 el juez Kaplan falló a favor de la petrolera. Chevron enjuició a Donziger y al Gobierno ecuatoriano exigiendo reparación. En los diez años subsiguientes la Procuraduría se defendió como pudo, sin éxito. Los recursos legales han culminado y lo que falta es que la corte de La Haya anuncie el monto de la indemnización.
El Gobierno debe buscar una transacción. Si bien la corporación de San Ramón, California, ganó el pleito, ha perdido en lo reputacional. El juicio de Donziger contra Texaco data de 1993 y uno de sus triunfos fue el documental Crudo de 2009 en que se pinta a Texaco como voraz depredadora. Para la izquierda global Donziger es un Robin Hood y que las sanciones que le impuso la justicia estadounidense –cárcel y pérdida de la licencia para ejercer– son una muestra del poderío del gran capital. Podría buscarse una fórmula que reduzca el costo al país y mejore la imagen de Chevron. Veamos un escenario posible:
El Tribunal anuncia que Ecuador deberá pagar $ 2.000 millones. Ecuador reconoce que Chevron tiene razón y que pagará. Chevron anuncia que el dinero que reciba lo destinará a la remediación integral de la Amazonía. Se consigue involucrar a algún organismo internacional para que garantice la emisión de bonos verdes (unos $ 1.400 millones) que permita la compra de $ 2.000 millones de bonos globales, a entregarse a una institución montada por Chevron para la remediación ambiental.
Ambas partes ganarían: Chevron demuestra su compromiso con el ambiente y el reconocimiento del país sancionado que el juicio de Donziger fue fraudulento. Ecuador reduce su deuda y el dinero que paga se invierte en la necesaria recuperación de la Amazonía.
Pero, ¿es factible un acuerdo así? ¿Acaso Chevron no lo rechazaría de plano? Pero ¿y si le intriga, lo acepta u ofrece otra alternativa? Vale la pena intentar.
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