Son seis años desde que el exvicepresidente y condenado por dos casos de corrupción, Jorge Glas, está detenido, con varias órdenes de prisión y con 16 investigaciones en la Fiscalía. Pero la pregunta es: ¿Qué tan incómodo es Glas preso?
Para responder, analicemos su carrera política, que empezó en el gobierno de Correa cuando fue desde presidente del Fondo de Solidaridad; ministro de Telecomunicaciones; ministro Coordinador de sectores estratégicos; y Vicepresidente de la República, tanto del prófugo de la justica Correa como de Lenin Moreno, hasta que a inicio de 2018 fue destituido por ausencia del cargo, debido a que continuaba detenido por el famoso caso Odebrecht.
Vinieron las sentencias, primero por el caso Odebrecht y luego por el caso Sobornos. Hasta el momento debe cumplir condenas de hasta ocho años de cárcel. Pero automáticamente empezaron todas las acciones legales para liberarlo, se interpuso un habeas corpus, la nulidad de procesos y otras más. Sin embargo, sigue detenido, pese al discurso infundado del correísmo de que es “preso político”.
Su defensa sigue a nivel internacional en del Foro de Sao Paulo, ahora el Grupo de Puebla, ya son gobiernos extranjeros que luchan por la libertad del exvicepresidente. Primero, fue el Gobierno mexicano que, violando principios internacionales, entregó el asilo político a un sentenciado por corrupción, le permitió estar en su Embajada, de Quito, como refugiado, y después trataron de sacarlo de Ecuador de forma clandestina, hasta que el Gobierno Nacional optó por ingresar a la sede diplomática mexicana y detenerlo. Resultado, México y Ecuador han roto relaciones.
Hoy, el gobierno de Venezuela que inicia las acciones para liberarlo. El Canciller colombiano declaró estos días que Nicolás Maduro ha condicionado la entrega de salvoconductos a opositores venezolanos a cambio de la reciprocidad del Gobierno ecuatoriano. Y, sobre todo, que le conceda un salvoconducto al sentenciado Glas para viajar a México a reunirse con otros prófugos de la justicia ecuatoriana.
Pregunto: ¿Qué tan importante es Jorge Glas para la Revolución Ciudadana? Percibo que existe el temor de que el exvicepresidente se canse de ser el “tonto útil” – único pez gordo detenido – y comience a hablar, a cambio de beneficios carcelarios, de la reducción de penas y así terminar con toda esa corrupción que existió en el país en la década del correísmo. No entiendo otra razón, porque hay dos gobiernos extranjeros que dan tanta importancia a Jorge Glas, a no ser que le deban favores a su coideario ideológico, Rafael Correa.