El año 2024 ha sido especialmente complicado para la economía ecuatoriana. La inseguridad, el aumento de impuestos y los apagones han impactado tanto a los ciudadanos como a las empresas. A pesar de ello, el Gobierno de Daniel Noboa mantiene un discurso optimista, proyectando un escenario de crecimiento económico que contrasta con los análisis independientes.
Durante el último trimestre del año, economistas como Santiago Mosquera, de la Universidad de las Américas (UDLA), advierten una contracción económica significativa. Según sus cálculos, el Producto Interno Bruto (PIB) podría caer un -5% en el último trimestre, cerrando el año con una contracción general de -1,2%. Antes de los apagones, se esperaba un crecimiento de entre 0,3% y 0,8%, cifras ya insuficientes para compensar el crecimiento poblacional y mejorar las condiciones de vida.
Impacto en las ventas y el consumo
Alberto Acosta Burneo, economista y editor de Análisis Semanal, señala que las ventas internas entre enero y septiembre de 2024 registraron una caída del -0,4%. Aunque las exportaciones muestran un desempeño positivo, el mercado interno sigue deprimido. Este panorama afecta principalmente el empleo y los ingresos de los ecuatorianos.
Marcia Yazbek, empresaria y líder de la plataforma Mujeres por Ecuador, destaca que los apagones han causado pérdidas irrecuperables en las ventas, y medidas como la declaración de conflicto armado interno han desalentado la inversión extranjera y el turismo. Se esperaba la llegada de dos millones de turistas en 2024, pero la cifra será considerablemente menor.
Miguel Ángel González, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, confirma que las ventas locales hasta septiembre disminuyeron un -1,4% respecto al mismo período de 2023, con una caída más pronunciada del -3,8% en las ventas gravadas con IVA. Los datos reflejan una economía que cierra el año en números negativos, agravada por los meses más críticos de apagones, octubre y noviembre.
Recesión y sus características
Ecuador atraviesa un período de recesión económica, evidenciado por:
- Caída del consumo: La compra de bienes inmuebles, alimentos y vehículos ha disminuido significativamente. Hasta septiembre, la facturación de vehículos cayó un -15%.
- Inversión detenida: Las expectativas negativas frenan tanto la inversión nacional como la extranjera. Este año se registra una caída histórica en la Inversión Extranjera Directa (IED).
- Reducción de producción y empleo: La disminución de la demanda obliga a las empresas a reducir su producción y, en muchos casos, a despedir trabajadores.
- Baja inflación: Aunque la inflación de noviembre fue del -0,26%, este fenómeno refleja un consumo limitado, no un incremento en productividad o competitividad.
Un futuro incierto
El análisis empresarial del Banco Central del Ecuador (BCE) muestra un panorama desalentador: solo el 33% del sector comercial proyecta una mejoría a corto plazo, mientras que sectores como la construcción (20%), la manufactura (24%) y los servicios (19%) son más pesimistas.
El Gobierno enfrenta el desafío de reactivar el mercado interno, mitigar el impacto de la inseguridad y buscar soluciones sostenibles a la crisis energética. Sin un cambio significativo, las perspectivas económicas seguirán siendo sombrías para 2025.
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