La salinidad del océano es el resultado de una serie de complejos procesos naturales que ocurren a lo largo de millones de años.
Aunque pueda parecer extraño que el agua dulce de los ríos contribuya a la salinidad del mar, la explicación radica en el ciclo continuo de agua y minerales.
La lluvia, que es ligeramente ácida debido al dióxido de carbono disuelto en el aire, cae sobre la tierra y disuelve pequeñas partículas de minerales y sales de las rocas. Estas se transportan a través de los ríos y arroyos hasta el océano.
Sin embargo, no notamos el sabor salado en los ríos y lagos porque la cantidad de sales disueltas es muy pequeña en comparación con el volumen de agua dulce, y esta agua se diluye constantemente con la lluvia nueva.
Cuando el agua dulce de los ríos llega al océano, aporta estas sales, pero el océano funciona como un sistema acumulativo. Las sales se acumulan con el tiempo, y procesos como los respiraderos hidrotermales (fisuras submarinas que liberan agua caliente) y las erupciones volcánicas bajo el mar contribuyen aún más al contenido mineral del océano.
Los respiraderos hidrotermales liberan minerales como el sodio y el cloruro, que se combinan para formar cloruro de sodio (sal común).
La salinidad del mar es de aproximadamente un 3.5%, lo que significa que cada litro de agua de mar contiene alrededor de 35 gramos de sal.
Curiosamente, la relación entre el sodio y el cloruro se mantiene aproximadamente en una proporción 1:1, lo que es una característica única del agua de mar. Sin embargo, la salinidad varía en diferentes partes del océano.
Por ejemplo, cerca del ecuador o en los polos, la salinidad suele ser más baja debido a factores como la lluvia y el derretimiento de hielo, mientras que en áreas con mayor evaporación, como el mar Mediterráneo, la salinidad es más alta.
A pesar de la constante entrada de sales por los ríos y los respiraderos, la salinidad del océano se mantiene relativamente constante. Esto se debe a un equilibrio dinámico en el que la cantidad de sal que entra al océano se equilibra con los procesos que la eliminan, como la formación de sedimentos y la absorción por los organismos marinos.
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