Para este análisis inicialmente consideraremos la estructura del Estado ecuatoriano, que tiene cinco funciones con sus estamentos e instituciones de acuerdo a la Constitución, es una organización político administrativa muy compleja. Aunque hay infiltrados de las mafias en algunas funciones del Estado, como en la Función Judicial, por ejemplo, con los casos Metástasis y Purga. O en la Función Legislativa es evidente que tiene personajes afines a esas mafias, como el caso de dos exasambleístas, así como hay organizaciones criminales que están operando para obtener contratos del Estado en los municipios y consejos provinciales, para el lavado de activos. También es verdad cientos de toneladas salen de Ecuador, través de los puertos, que hay una alta tasa de homicidios, pero eso no es para señalar que este país es un narcoestado, pues se necesita contrarrestar hechos y sustentarlos con otros parámetros de orden internacional.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) califica un Estado fallido con ciertas premisas y conceptos: no puede mantener el monopolio del uso legítimo de la fuerza; guerras; corrupción; divisiones internas o conflictos étnicos. Según esa definición, un narcoestado es un “Estado fallido” y el Estado ecuatoriano no ha perdido su capacidad de respuesta ante los grupos criminales y el narcotráfico, incluso el Gobierno declaró en enero de este año el Conflicto Armado No Internacional (CANI), justamente, para hacer frente a estas amenazas criminales. Los resultados demuestran una reducción del 17 % en muertes violentas y un aumento en la captura de drogas en un 30 % en relación al año anterior. Lamentablemente hay funciones del Estado que no cumplen de manera adecuada con su función y benefician a los capos y a las organizaciones delictivas, tal como hemos visto.
En este escenario, tenemos que destacar el inmenso trabajo de Fuerzas Armadas y Policía Nacional, aunque esta última ha sido salpicada por algunos casos puntuales de corrupción, pero no es algo institucionalizado. Las dos instituciones tienen una alta confianza y credibilidad entre los ecuatorianos y dan duros golpes a las mafias que operan en el país. Entonces, vemos que en Ecuador si hay instituciones que están combatiendo el narcoterrorismo, por eso Ecuador no puede catalogarse como un narcoestado. No todas las instituciones del Estado están cooptadas por mafias narco, tampoco se puede generalizar por las falencias y corrupción de la Función Judicial. Pero, sí podemos afirmar que si no se toman decisiones correctas y no se fortalece la institucionalidad del Estado iremos en la ruta para convertirnos en narcoestado.
Por ello, las próximas elecciones son de vital importancia, porque si logran tomar el poder las organizaciones políticas afines con las mafias, que operan en el país, estarían alcanzando sus objetivos máximos de cooptar el poder, a través de la política con fatales consecuencias para los ciudadanos y el país.
En conclusión, Ecuador todavía no es un narcoestado, pero estamos en riesgo, por el inmenso interés de las organizaciones criminales de involucrarse en la política y de alcanzar altos niveles de poder. Pero seamos optimistas, porque en el país todavía hay instituciones de alta credibilidad y prestigio, que de forma patriótica trabajan para neutralizar el accionar de estos grupos criminales que amenazan la existencia de un Estado organizado e institucionalizado y el bienestar de la ciudadanía.
Es complejo definir a un país como un narcoestado al igual como un estado fallido, incluso los organismos internacionales como la ONU tienen ciertos parámetros y restricciones para hacerlo. Por eso, el artículo en la revista británica The Economist no lo podría definir en forma absoluta, pero es importante, porque influye de manera negativa en la imagen y el riesgo país, es decir, en el turismo y la economía nacional.
Ahora nos queda trabajar para levantar esa imagen, con acciones concretas del Estado y resaltar también las potencialidades de nuestro país y vender su belleza natural, sus productos de calidad mundial como el banano, el camarón, el cacao, el café, las flores y otros, que están tomando mercado internacional, demostrando al mundo el maravilloso país que tenemos y que vamos a derrotar a esas mafias criminales. Recuerden la campaña comunicacional en Colombia frente a su alta inseguridad: “El riesgo es que te quieras quedar “, tuvo un alto impacto y logró aumentar los niveles de turismo foráneo.
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