Si usted está pensando en incrementar sus ingresos en el nuevo año que se avecina es mejor que no priorice en su tablero de deseos las palabras: encontrar un nuevo empleo formal o que me suban el sueldo en el actual que tengo (si es parte de los poquísimos afortunados que hoy pertenece a la nómina de una entidad pública o privada).
No. Yo no deseo ser un profeta amargado y pesimista, pero la verdad es que todas las previsiones económicas para Ecuador indican que el próximo año será nuevamente de “vacas flacas” o de escasez. Se prevé que nuestra economía crecerá apenas un punto (en el mejor de los casos) o hasta podríamos tener este indicador en cero.
Esto quiere decir que soñar en encontrar un trabajo formal en los próximos 12 meses o hallar otro con una mejor remuneración será un privilegio de muy pocos ecuatorianos.
De acuerdo con un estudio de la Consultora SGF Global, presentado el mes pasado y mencionado en el portal Primicias, la generación de empleo seguirá estancada en el 2025. No solo por las bajísimas expectativas de crecimiento económico, sino por dos factores adicionales.
Estos son: el derrumbe en el volumen de creación de productos y servicios por causa de los cortes de luz y, luego, la realización de elecciones presidenciales que siempre generan incertidumbre en las empresas e inversionistas. No nos olvidemos que el resultado final de los comicios se conocerá recién a mediados de abril próximo y que la posesión del nuevo mandatario será casi en junio próximo.
Esta paralización en la creación de puestos laborales, incluso, puede agravarse debido a que la crisis energética ya ha provocado miles despidos desde hace dos meses y que el consumo de los hogares no para de caer. No en vano, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) ha revelado que la tasa de empleo informal está el 54% este año y creciendo.
Esta misma entidad informó que, del total de la población nacional, 13,08 millones de personas están en edad para trabajar, 8,7 millones son económicamente activas y solo 3,1 millones tienen un trabajo formal.
Bajo este complejo escenario, una gran mayoría de ecuatorianos, en el 2025, no tendrá más opción que intentar convertirse en emprendedores o seguir apostando en esta actividad, a fin de salir de la pobreza o mejorar sus ingresos. Incluso, los nuevos desempleados del sector formal tendrán opciones limitadas de volver a ese mercado laboral.
Pero no todo es el fin; existen alternativas y, si la opción es emprender, la clave es hacerlo de la forma más profesional posible y esto es una opción viable, aunque la persona tenga escasos recursos económicos o no posea educación superior.
Según un informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), de junio pasado, la tasa de actividad emprendedora (TEA) en el país fue del 32,65%, entre el 2023-2024. Esta es una de las más altas de América Latina, lo que equivale a que unos tres millones de ecuatorianos participan en la creación o manejo de un negocio.
Y, si bien el porcentaje de cierre temprano de estas unidades productivas es alto, también es cierto que en toda actividad se requiere perseverancia y aprendizaje y que los emprendedores no están solos en Ecuador.
Si uno realiza una simple búsqueda en el internet puede encontrar decenas de entidades públicas, privadas y fundaciones empeñadas en acompañar, asesorar y financiar a estos próximos empresarios. Y estas alternativas no se pueden desaprovechar. Sobretodo, en muchos gobiernos locales y provinciales existen oficinas especializadas para este fin.
Al final es una pena que seamos un país que casi no genera empleo, pero el emprendimiento puede cambiar nuestras vidas y les confieso algo: soy un ejemplo de ello.
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