Hace como un medio siglo, a varios kilòmetros de donde terminaba la ciudad, bordeando el mar y luego del campo traviesa, quedaba el lejano sitio comunmente conocido como “Barbasquillo”. Ahí existia bañada por el océano, al borde de una suerte de piscina natural, con una estructura metálica en su centro para los consabidos “cuches”, la solitaria casa de hormigón y refugio inspirador de Giovanni Pantalone Gianbernardino, el amigo, filántropo y principal de VIPA, la constructora de las obras del puerto marítimo de esta ciudad-puerto-balneario que es Manta.
Bordeando la rústica vía que desde la parte alta -vía a San Mateo- bajaba a esa vecindad de playas, el despertar del Tenis hizo que a unos 500 metros tierra adentro de esa única casa, unos locos instalemos el “Umiña Tenis Club”, lo que fue calificado de locura; pero con el pasar de los días y poco a poco, esa demencia se convirtió en un detonante social y deportivo, a más de impulsar importantes inversiones inmobliarias, como la llamada “Ciudadela del alcalde”, emprendimiento de la autoridad de ese entonces; iniciándose así un indetenible progreso de esa área, la que ahora muchos consideran es la tierra por M2. más cara de Manabí.
Con los años, los kilómetros de barrancos marinos y el campo traviesa, se fueron llenando de muchos edificios residenciales y hoteles; tierra adentro se instalaron la Ciudadela Universitaria y otras prósperas urbanizaciones; hasta que en la loma, donde colindando con la pared que construyó CEPE, surgieron varias residencias y los edificios “La Jolla”, el Centro Comercial “La Quadra” y “Riva di Mare”; éste con sus 22 pisos es la edificación más alta de la provincia, donde mayormente han invertido muchos extranjeros. Y es en esta parte alta, posterior a “La Quadra” la que desaprensivos ciudadanos la han convertido en un sector de libación nocturna, música estridente y otros actos afines y reprobables, convirtiendo a ese sector en un basurero de botellas y desperdicios a más de la peligrosa congestión vehicular que junto a lo antedicho afecta a los residentes del lugar, quienes pese a las muchas denuncias hechas a la Policía y al GAD, no han recibido la atención que merecen esas residenciales grandes inversiones inmobiliarias que aportan a los predios urbanos y obviamente al visible progreso de la ciudad.
Por el indetenible progreso de toda esa área, no solo es la descrita loma de “Barbasquillo” la afectada, sino que en otro nivel es todo “Barbasquillo” el que necesita un ordenamiento y atención. Dada la multiplicidad de negocios, especialmente restaurantes, sus residentes requieren que el GAD regularice esos usos y funcionamientos, con el objeto de que esas actividades aporten positivamente a la vida de ese próspero sector y no se degenere como lo está la descrita loma tras “La Quadra”. Así se estimulará a inversionistas para que sigan avante con sus iniciativas de atraer residentes y turistas que continuen fortaleciendo la economia de Manta, lo que se complementa con las varias vías de descongestión vial que ya está culminando el actual GAD, lo que es merecedor del gran apláuso ciudadano, el que aumentará con el muy necesario y solicitado ordenamiento de usos y costumbres de “Barbasquillo”.
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