Mishelle Calvache, quien fue designada como precandidata a la Vicepresidencia de la República por el partido SUMA, anunció este lunes 18 de noviembre que presentó la renuncia irrevocable a su precandidatura.

En una entrevista exclusiva en el programa Vera a su manera, abordó las circunstancias de su renuncia a la candidatura presidencial y detalló los principios que la llevaron a apartarse de lo que describió como un proceso “amañado”.

“Me siento en paz con mi decisión”, afirmó, subrayando la importancia de la honestidad y coherencia política en un sistema democrático. Durante la conversación, explicó que la sucesión natural tras la descalificación de la candidatura de Jan Topic habría recaído en ella, según las reuniones internas de su movimiento. Sin embargo, su candidatura fue descartada sin previo aviso, priorizándose un proceso interno que ella calificó de poco transparente.

Calvache también destacó que su compromiso inicial con el movimiento nació de propuestas serias e innovadoras, como el fortalecimiento de la seguridad, la implementación de inteligencia artificial para modernizar el aparato estatal y el desarrollo del turismo como motor económico. “Planificábamos ser la tercera opción para la ciudadanía, con un enfoque liberal y republicano, diferente a las alternativas tradicionales”, puntualizó.

La decisión de apartarla de la contienda fue comunicada de manera informal y sin explicaciones claras, lo que generó cuestionamientos sobre la falta de transparencia dentro del movimiento. “Quiero creer que se debió al desconocimiento legal y la presión de los intereses que había detrás de este proyecto”, señaló, aludiendo a la posible influencia de alianzas internas.

A pesar del desenlace, Calvache destacó la importancia de mantener la dignidad y responsabilidad en la política, calificando su renuncia como un acto necesario para preservar sus principios. “No podía seguir avalando un proceso que no representaba los valores que promuevo”, aseguró.

Este episodio marca un punto de inflexión en la trayectoria de Mishelle Calvache, quien, pese a los contratiempos, emergió como una figura política comprometida con la integridad. Analistas políticos y ciudadanos han resaltado su actitud como un raro ejemplo de ética en un escenario político polarizado.

El futuro político de Calvache queda abierto, pero su renuncia refuerza su reputación como una mujer de principios en la vida pública del Ecuador.