Una joven de Wisconsin logró escapar de años de abuso y explotación cuando, en agosto de 2022, se dirigió con valentía hacia un patrullero tras huir de su captor. Según la fiscalía, su novio, Austin Koeckeritz, la mantuvo cautiva durante casi dos años, obligándola a grabar actos sexuales que luego vendía en plataformas como OnlyFans. Este hombre, que llegó a controlarla con amenazas, armas y violencia física, hoy enfrenta una condena de 20 años de prisión por tráfico sexual.

El caso de Wisconsin no es un hecho aislado. Investigaciones recientes han revelado cómo redes de tráfico sexual han utilizado plataformas en línea para explotar a mujeres. OnlyFans, conocida por permitir la monetización de contenido explícito, ha sido señalada en diversos casos por su falta de control efectivo, permitiendo que abusadores operen con impunidad. En Estados Unidos, al menos 11 mujeres han denunciado haber sido forzadas a participar en contenidos para esta plataforma.

Entre las víctimas, algunas relatan cómo sus agresores usaron la manipulación emocional, la violencia y falsas promesas de amor para mantenerlas sometidas. En muchos casos, las ganancias generadas iban directamente a los explotadores, dejando a las víctimas en condiciones de pobreza y vulnerabilidad.

Las investigaciones también han señalado otros casos de alto perfil, como el de Andrew Tate y su hermano Tristan, acusados en Rumania de obligar a mujeres a producir contenido sexual que luego publicaban en OnlyFans. Otros imitadores, como Vlad Obuzic, han replicado este modelo, generando millones de dólares mediante la explotación de mujeres.

Pese a las declaraciones de la empresa sobre su compromiso con la seguridad y la lucha contra la trata, la falta de regulación efectiva y la opacidad en las cuentas dificultan la detección y persecución de estos delitos. Aunque OnlyFans no ha sido acusada formalmente en la mayoría de los casos, las víctimas y sus abogados cuestionan su responsabilidad y exigen mayores controles para prevenir estos abusos.

La joven de Wisconsin, cuya valentía permitió su rescate, aún enfrenta las secuelas del trauma. “Nunca me curaré del todo”, confesó, mientras lucha por reconstruir su vida tras años de abusos que marcaron profundamente su cuerpo y su espíritu.