El enfrentamiento entre Deportivo Quito y Liga Deportiva Universitaria de Portoviejo, correspondiente a los cuartos de final del ascenso nacional, comenzó a disputarse en los escritorios, antes de que los equipos pisaran el campo de juego.
El primer movimiento lo dio el equipo chulla, que solicitó a la Comisión Nacional de Árbitros de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) la designación de una terna arbitral de primera división, tal como estaba previsto originalmente para su partido contra Toreros en los octavos de final.
Cabe recordar que este encuentro nunca se jugó, ya que el filial de Barcelona Sporting Club fue suspendido debido a deudas, otorgando la victoria por 3-0 a Deportivo Quito.
El contraataque llegó por parte de Liga Deportiva Universitaria de Portoviejo, que también envió un oficio solicitando la designación de una nueva terna arbitral “en virtud del principio de transparencia y la necesidad de garantizar un arbitraje justo y equitativo”.
En su solicitud, Liga de Portoviejo también demandó que la selección de los árbitros fuera imparcial y cumpliera con los criterios establecidos por la Ecuafútbol.
En respuesta, Deportivo Quito emitió un comunicado público en el que detalló que su solicitud de una terna arbitral de primera división se basaba en el hecho de que ya había realizado el depósito correspondiente para esa categoría.
En su escrito, el plantel chulla aclaró que “en ningún momento ha pretendido influir, ni solicitar designaciones arbitrales específicas para sus partidos”. Lo único que solicitaba era que los árbitros sean de primera división, ya que esa era la categoría que había abonado previamente.
La controversia sobre la terna arbitral ha generado un debate sobre la transparencia y equidad en la selección de los árbitros para este decisivo encuentro, dejando claro que antes de que el balón comience a rodar, ya hay una batalla por los detalles administrativos y logísticos del partido.
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