Oswaldo Vera Vera…

Nov 11, 2024

Por Melvyn Herrera

El titulo es el nombre de un manabita que a sus 92 años acaba de fallecer, porque la Providencia se apiadó de él y su famila luego de una larga y penosa enfermedad del finado. Escribo sobre esta persona porque en el más del medio siglo que fuimos confraternos, pude apreciar sus virtudes humanas, comerciales, sociales y deportivas, considerando esto un buen aporte ciudadano a lo importante que ahora es Manta, esta ciudad-puerto-balneario que nos acoge. Virtudes que reseño:

Proveniente de un numeroso hogar de 9 hermanos, desde su natal Jaramijó, muy jóvenes todos, de a poco se mudaron a la pequeña ciudad que Manta fue en esos tiempos, dedicándose en diversas actividades. Oswaldo incursionó en el comercio e importación de repuestos automotrices, llegando a ser el más importante en este puerto en su edificio esquinero de la Av. 4 de Noviembre y calle Venezuela de la parroquia Tarqui. Su labor comercial no le impidió incurrir en lo social, lo que practicó en esa misma ubicación, al arrendar a un simbólico precio todo su segundo piso para que ahí funcionen las oficinas y residencia de oficiales de la Policía Nacional, cuyo cuartel y la prisión de la ciudad funcionaban diagonal, al frente de su negocio. El Club de Leones Manta Central, a más de su constante mlitancia, también algún período fue presidido por este señor, consecuente a sus principios de servicio social.

Destaco que fue un pionero de la actual conurbanización que ahora favorece a esta región central de Manabí, ya que habiendo nacido en Jaramijó y laborando en Manta, residió en Montecristi, cantón donde frente a las instalaciones de lo que ahora es “La Fabril”, Oswaldo, en la media Ha. de su terreno, construyó su amplia mansión, con piscina, pérgola y la única reglamentaria cancha de Tenis en este entorno, misma que atrajo a numerosos practicantes, al extremo que los asiduos tenistas logramos que este consumado deportista y mejor amigo, nos permitió construir colectivamente otra cancha paralela, dada la saturación de deportistas practicantes, lo que así ocurrió; surgiendo una explosión de aficionados de ese deporte, por lo que, después de que Oswaldo -mi primer y único entrenador- me “envenenó” con esa bella disciplina, también en mi domicilio, diagonal a Ales, construí una reglamentaria cancha de Tenis, ésta iluminada.

De lo anterior y las necesidades de más canchas para satisfacer la “fiebre” tenística con Oswaldo y una veintena más de deportistas, fuimos impulsores del nacimiento del “Umiña Tenis Club”, el que construido en el entonces remoto sitio, Barbasquillo, fue el detonante inmobiliario de lo que ahora es el sector -estimo- con mayor precio por M2. de Manabí.

El tiempo no pasa en vano y con él, en la maravilla que es nuestro organismo, aparecen sus huellas, y por lo regular, quedamente nos invade el cobrador del placer que es vivir; éste es el deterioro físico que camuflado en enfermedades, al más disciplinado deportista le llega el padecimiento, hasta el aparecimiento de la parca, la que realmente nos conduce al descanso eterno, que es el que este ser al que me he referido, lo mereció hace rato por su positiva trayectoria sin aspavientos ni figuraciones, solo con su sencillo y buen proceder. ¡Descansa, Plácido Oswaldo, conforme a tu primer nombre!



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