Cada 2 de noviembre, en diversas culturas alrededor del mundo, se celebra el Día de los Fieles Difuntos, una jornada especial para honrar y recordar a aquellos seres queridos que han partido. Este día, lleno de simbolismo y recogimiento, es una ocasión en la que las familias y comunidades se reúnen en torno a la memoria de quienes ya no están físicamente, pero siguen vivos en el corazón.
En América Latina, especialmente en Ecuador, las tradiciones están llenas de color y devoción. En Ecuador, la tradición incluye la preparación de la colada morada y las guaguas de pan, alimentos que las familias llevan al cementerio para compartir en honor a sus difuntos. La colada morada, hecha a base de maíz negro y frutas, es símbolo de la conexión con los ancestros y de la riqueza cultural que sigue viva en las costumbres de cada generación.
El Día de los Fieles Difuntos es una fecha que nos recuerda la importancia de preservar la memoria, de transmitir historias familiares y de honrar el amor que supera el tiempo. Es un momento de reflexión y de reafirmación de nuestros vínculos, un recordatorio de que, aunque se hayan ido, nuestros seres queridos nunca serán olvidados.
Mariachis y guitarra
Además de los rezos, también se ofrecían cánticos acompañados de mariachis y guitarras, quienes con misas campales y música crearon la tónica en los cementerios de Guayaquil.
Cada espacio fue preparado para acoger a las familias y visitantes que llegan para recordar a sus seres queridos fallecidos.
Carla Gutiérrez caminaba buscando la tumba de su padre en el interior del Camposanto Parques de La Paz. “Vengo todos los años, sobre todo en esta fecha”, indicó bajo un candente sol de mediodía.
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