El miedo es una reacción psicológica y física de los seres vivos frente a una agresión inminente del entorno para escapar o enfrentarla, mientras que la ansiedad en los seres humanos, es un estado de miedo a algo que puede agredirle en el futuro, algo real o imaginario, los sistemas de alarma y funcionamiento del cuerpo se disparan generando: enojo, fastidio, irritación, malestar y agresión, y deterioro en la salud física.
Todos estos síntomas y signos se incrementan día a día en los ecuatorianos, las causas sobran: desde la delincuencia y la oscuridad, hasta el desempleo y la agresión continua por la irresponsabilidad de los políticos.
Permanecemos alerta frente a la delincuencia, a la mala noticia de la TV y redes, al grito destemplado y abusivo de parlamentarios y mandatarios, a la falta de energía para trabajar y suplir el sustento, lo que sumado a los problemas personales, son verdaderas bombas de tiempo.
La ansiedad nos predice para evitar problemas futuros, una condición evolutiva que nos ha permitido sobrevivir y sobrepasar al resto de especies, pero si la incertidumbre es la regla y el caos lo más probable, el futuro se transforma en una carga amenazante que induce una “disonancia cognitiva”, un estado de alerta interminable, con flujos altos de cortisol (hormona del estrés), aumento del tono muscular y arterial, predilección por la sal, azúcares y grasa, acumulación abdominal de grasa, resistencia a la insulina e inflamación crónica, con sobrepeso, hipertensión, diabetes y congestión arterial, además frustración y depresión.
Malinterpretamos estímulos inocentes como algo riesgoso, por eso soportamos choferes agresivos, jefes imponentes, vendedores abusivos, padres intolerantes, autoritarios y depresivos, y hasta curas, médicos y psicólogos déspotas.
Vivimos imaginando el peor escenario de desastre, con: cámaras de video, vallas eléctricas, alarmas, luces intensas, botones de pánico, rastreadores GPS, motores contaminantes, sin despegarnos de los celulares. El miedo y la incertidumbre es la clave en la “cultura del riesgo”: atemorizados todos, tienen la atención para manipular nuestras decisiones hacia sus intereses, sobrevivimos en el “mercado del miedo” de la industria y la política.
Es necesario re-aprender a vivir sin miedo, comprendiendo cada situación en su real dimensión y justa valoración, alejados del mensaje corto de las redes, buscando y discutiendo argumentos válidos y contextualizados, cara a cara, entre familia y amigos.
imposible no estar de acuerdo querido Dr Ney Dolberg, tu análisis tan bien elaborado, lleno de verdad y coherencia, como gran profesional de la medicina que eres, coincide íntegramente con lo que sentimos y recibimos a diario. Gracias infinitas.
Mi doctor Dolberg sabe muy bien de lo que habla y aqui lo expone clara y consisamente con total empatia. Muy bien dicho!