Protección animal, no ley vegana

Oct 27, 2024

Por Heidi Galindo

La Ley Orgánica Animal (LOA) ha cobrado relevancia en el debate reciente sobre los derechos de los animales en Ecuador. En el 2022, a partir del caso de la mona Estrellita, se creó el colectivo (LOA ECUADOR) que agrupa a más de 40 organizaciones defensoras de los derechos de los animales, la naturaleza y los derechos humanos. Sin embargo, en una sociedad que enfrenta múltiples problemas, la protección de los animales parece no ocupar un lugar prioritario en la agenda pública.
Este contexto ha permitido que el debate se vea manipulado por ciertos asambleístas, quienes, en un intento por desacreditar la LOA, afirman que esta impone una “ley vegana” y ataca a los pequeños productores. Esta desinformación no solo muestra una comprensión superficial de la normativa, sino que también revela la influencia de sectores industriales preocupados por sus intereses económicos.
La Constitución de 2008 reconoció a la Naturaleza como sujeto de derechos, un avance hacia el biocentrismo. No obstante, los animales, incluidos los de compañía y aquellos destinados al consumo, siguen sin un estatus jurídico adecuado. A pesar de que la ciencia ha demostrado su capacidad para sentir emociones y empatía, la ley aún los considera ‘cosas’ bajo el artículo 585 del Código Civil. Un enfoque profundamente antropocéntrico que percibe a los animales simplemente como recursos. Aquí es donde la ecología profunda del filósofo noruego Arne Næss resulta relevante: su visión biocéntrica reconoce que todas las formas de vida tienen un valor intrínseco, proponiendo una interacción más respetuosa y equilibrada entre humanos, animales y ecosistemas.
El maltrato animal y la falta de protección de la vida silvestre no solo comprometen el bienestar de los animales; sino también la salud humana y el equilibrio ecológico. El uso indebido de hormonas y antibióticos en la producción cárnica y la falta de controles alimentarios están vinculados a graves problemas de salud pública, como el cáncer. Cumplir con protocolos internacionales que promuevan prácticas sostenibles es esencial para garantizar nuestra propia supervivencia.
La LOA pretende reformar este enfoque, exigiendo que el trato hacia los animales, desde animales silvestres hasta los de granja y compañía, sea digno y respetuoso. Aunque sus detractores intenten caricaturizarla, la legislación es un paso esencial para establecer una convivencia más ética con los seres vivos y resguardar nuestra salud integral.



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