El pasado 14 de octubre, el Gobierno hizo un anuncio al país: en Ecuador existen 2.000 hectáreas de plantas de coca sembradas en las montañas de las provincias fronterizas con Colombia. Esto fue una sorpresa para algunos; para otros era solo un enunciado para desviar la atención por la profunda crisis energética que atraviesa el país. Pero dejó muchas dudas acerca de la veracidad de este hecho, porque de la noche a la mañana, aparecimos como los cuarto productores de coca en el mundo. Ya no éramos solo un país de paso, acopio y transportación de coca.
Lógicamente, esto sería muy grave si fuera cierto, pero tengo mis dudas. Me baso en los últimos informes de tres años de la Oficina de las Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito (UNODC), donde Ecuador no aparece como productor y apenas está en el orden de menos de 10 hectáreas, quizá por protocolo. Es indudable que si hubo el intento de sembrar coca en el país, pero no llegó a prosperar por la oportuna acción y presencia de FF.AA. y la Policía Antinarcóticos.
Cuando se tienen indicios de sembríos ilegales, por denuncias o imágenes satelitales, como es este caso, inmediatamente se georreferencian las posibles áreas de sembríos. Después, se analizan los datos y se envían a unidades especializadas para hacer un reconocimiento aéreo y se puede complementar con operaciones terrestres, todos estas acciones permitirán corroborar o no los datos satelitales. Lógicamente, si son verdaderos se ejecutan operaciones para la erradicación y destrucción de los sembríos, sea en forma manual o mediante la aerofumigación.
La interrogante es: ¿se siguió los procedimientos por parte de las unidades especializadas? En este país ya existe una oficina de la DEA, como parte de la cooperación de los EE.UU., y hay expertos en localización de plantaciones de coca en la Unidad Antinarcóticos de la Policía Nacional, para informar a la opinión pública esta noticia en forma verdadera y corroborada. Al parecer no se lo hizo y se confió en un informe elaborado por el Departamento de Estado y la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley (INL, por su siglas en inglés), de los Estados Unidos. Se trata de un análisis exploratorio, “Geoespacial de Cultivos Ilícitos en la Frontera Norte de Ecuador”, cuya finalidad es informativa y no presenta conclusiones definitivas, ni recomendaciones específicas. Este se habría elaborado de enero y marzo de 2024, con barrido satelital que ubica 17 hectáreas y hace una proyección que no se entiende y llega a 2.000 hectáreas.
Según una fuente del portal InSight Crime,“se logró identificar algunos cultivos, pero muy pequeños, eran de marihuana, amapola, y muy poco de planta de coca, de 2019 y 2021”, dijo un exoficial antinarcóticos de Ecuador. “Él señaló que hablar de 2.000 hectáreas, me parece exagerado”.
Hemos tratado de verificar con ciertas fuentes para escribir este editorial, pero ninguna tiene información cierta de estas cifras manejadas por el Gobierno. Eso nos hace pensar que si en los próximos días no se comunican sobre las operaciones reservadas para erradicar estos cultivos, todo se trataría de una mala interpretación y utilización de datos por parte de Centro de Inteligencia Estratégica del Estado. Además, de una estratagema comunicacional para levantar la imagen presidencial venida de a menos por la gestión no muy acertada en la profunda crisis energética que atraviesa el país y que nos está llevando a un colapso económico y social.