Así es, en este nuestro Ecuador del alma siempre vivimos de golpe en golpe; pero así mismo nos sobreponemos de ellos buscando un futuro mejor. Acortando la historia, esto sucede desde nuestro inicio como nación; luego, en los altibajos de la republicana vida política en la que, salvo otros criterios, descollan por sus buenas ejecutorias Eloy Alfaro, Galo Plaza Lasso, Clemente Yerovi Indaburu y Jaime Roldós A.
A finales del siglo pasado, luego de la dictadura militar y ya en democracia, luego de la trágica muerte de J. Roldós, los avatares de la llamada politiquería con consecutivos golpes azotaron nuestras vidas, hasta afortunadament lograr la paz con nuestros hermanos del sur, Perú, y forzadamente tuvimos que cambiar de moneda, lo que aún es nuestro salvavidas económico, hasta llegar a esa, una década politica unipersonal, que comenzó confiable, para luego convertirse en la del saqueo, como ya sin discusión consta en la historia.
Dentro del rescate que fue la dolarización, al finalizar esa citada década fatal, y luego de que Lenin Moreno se le rebeló -no traicionó- al régimen que sirvió y que a él, usando un apagón de energía eléctrica lo ubicó en Carondelet, ahí elegimos democráticamente un nuevo mandatario de distinto pensar político, haciendo que nos animemos por tiempos mejores; pero ahí vino el golpe de la pandemia del Covid 19, en el que fue triunfador el Presidente G. Lasso, con la vacunación masiva, logrando que en el 2022 hayamos tenido un repunte en las ventas globales y mejorías en algunos otros aspectos; pero ahí y por eso, surgió el golpe político de los inconformes fanáticos relacionados a la troupé de fugitivos, a quienes elegimos para que integren mayoritariamente la asamblea -con minúsculas- golpe que irresponsablemente nosotros mismo nos dimos, hasta que llegamos a la inédita “muerte cruzada”.
Como consecuencia de ello y de alguna forma por el crimen de Fernando Villavicencio, elegimos Presidente a un joven ameritado de esperanzador discurso, pero volvimos a golpearnos nosotros mismo, eligiendo a buena parte de los mismos asambleistas que perjudicando a la patria y a la democracia atosigaron a G. Lasso. Entonces ¿de que nos quejamos?
Con experiencia empresarial el Presidente D. Noboa prevalió el “pro” ante el “contra”, lo que tuvo olor de pacto; el inicio fue positivo y juntos, Ejecutivo y Legislativo aprobaron necesarias leyes, hasta que la legal captura del sentenciado Glas rompió el hechizo, iniciándose con una furibunda oposición otro golpe más a la vida institucional del país; al que se agrega el actual, el de la naturaleza con la sequía, sumado a las revelaciones de la gubernamental impavidez por décadas, de no preveer el crecimiento de la población a la par de sus consumos, principalmente la vital energía eléctrica.
Y aquí estamos medio a oscuras, echándole la culpa de todo al último desafortunado y a quienes lo rodean que recién llegaron a la fila de los corruptos (con muy pocas excepciones) que es lo que son quienes, en vez de con su iniciativa y esfuerzo producir para la comunidad y/o el mercado, se alínean en la política, con el cuento de servir a la población más necesitada. ¡Si verdad fuera, con gusto me tragaría ese calificativo que todos les damos!
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