EDITORIAL| Sí, el presidente Daniel Noboa ha demostrado ser un gran descarado. 

El tufillo populista y electoralista de sus acciones contrasta con la grave crisis fiscal que atraviesa el país, poniendo en riesgo la dolarización. 

En abril, incrementó el IVA en 3 puntos, lo que encareció todo un 3 % más. El argumento esgrimido para castigar al consumidor fue que necesitaba financiar la lucha contra el crimen organizado.  Ni el Presidente ni el Ministro de Finanzas han dicho a dónde han ido esos recursos.

Estamos en octubre, y el 2024 se perfila como uno de los años más violentos de la historia reciente. Esto no es opinión, es un dato. 

La pregunta es: ¿sirvió de algo la subida del IVA? 

La situación de inseguridad persiste. La delincuencia controla las calles y ni siquiera las familias en sus propias casas están a salvo; los secuestros, la extorsión y las “vacunas” continúan sin fin. Por estas y otras razones, la Ministra del Interior está enfrentando un juicio político. 

Noboa está despilfarrando el dinero de los impuestos: regala camionetas, condonó las deudas de todas las juntas de agua a escala nacional, perdona el pago de planillas eléctricas y subsidia el consumo de energía. Un verdadero baratillo de ofertas con el dinero de los ecuatorianos. 

Además, promete menos apagones para el sector residencial, a pesar de que no hay lluvias, los embalses están vacíos, no hay más barcazas a la vista ni termoeléctricas funcionando. Prefiere dar comodidad a los votantes en lugar de priorizar la producción. Puro populismo electoral. 

El dictador Nicolás Maduro adelantó la Navidad en Venezuela para distraer al pueblo de la crisis. Noboa ha hecho lo mismo con la facturación del servicio eléctrico, intentando esquivar las masivas protestas por los escandalosos cobros de consumo. ¿Cómo terminaremos en diciembre? Con más apagones y pagando los excesos del presidente-candidato. 

Lo de Noboa es un salto al vacío del que saldrá, como mínimo, con hematomas electorales.