Gustavo Vélez y ‘El Club Ejecutivo’…

Oct 14, 2024

Por Melvyn O. Herrera

Título así esta nota de pesar por el reciente y sentido fallecimiento de Gustavo Vélez Martínez, porque fue en su local, “El Club Ejecutivo”, ubicado en el undécimo piso del muy central edificio del Banco Pichincha, que él con su esmerado trabajo mucho aportó a la historia y progreso de Manta.

Se diría que es una exageración lo anterior, pero habemos quienes así lo pensamos al haber sido testigos de los muy importantes y hasta históricos actos y hechos que por largos años, ahí en ese restaurante sucedieron. Es que fue por mucho tiempo el mejor de Manabí, por su panorámica vista del vecino océano y por la muy esmerada atención que Gustavo y su personal brindaban a los asistentes, lo que se complementaba con la calidad y presentación del local, su exquisito menú, y la locuacidad -hasta bilingüe- de este personaje, quien acaba de partir hacia mejor vida dejando recuerdos imperecederos entre quienes por distintas circunstancias fuimos habitúes de ese lugar y más que nada amigos de Gustavo.

Son válidas estas afirmaciones, porque la hospitalidad manabita con los invitados, en ese entonces, se demostraba llevándolos a disfrutar del ambiente, comodidad y platos de “El Ejecutivo”. Mientras más importante era quien nos visitaba, resultaba imprescindible llevarlo al mencionado restaurante. Es que además era ahí donde se acordaban y cerraban los más importantes tratos de las  reuniones políticas y de negocios en ese entonces. Anecdóticamente relato que algún Presidente de la república acompañado de autoridades locales tuvieron una “encerrona” en uno de los ascensores del edificio, al éste dañarse subiendo obviamente a “El Ejecutivo”. También, alguna vez a un anfitrión se le escapó un disparo, hiriendo gravemente al Jefe Político del cantón.

Ahí, quienes fundamos y materializamos el “Umiña Tenis Club”, teníamos un área casi privada para nuestras constantes reuniones, en las que participaba Gustavo por ser también uno de los 6 impulsores de ese ahora emblemático club, al que Gustavo lo convirtió en el mejor sitio de reuniones y festejos sociales  de Manabí, dando muy buenos resultados económicos a ese naciente club. Sin ese sustancial aporte, doy fe que no hubiese surgido ese ente, como efectivamente sucedió, al que también Gustavo aportó con su constante práctica de ese bello deporte.

Hay mucho que recordar y decir de este entrañable amigo, que -por el espacio- con lo poco que relato, puedo decir de este ciudadano, que con su honrado y responsable trabajo, puso su granito de arena al progreso de Manta y obviamente de Manabí.

A su esposa, a André su hijo único y a sus demás familiares, les hago llegar los sentimientos y recuerdos, no solo de este “Contador de Historias”, sino también de muchos otros amigos que con Gustavo compartimos las buenas y las malas de esta vida y  también muchos set de tenis…

¡Descansa en paz Gustavo, caro amigo, seguro que me perdonarás, que por estar fuera del país, no te podré acompañar en éste, tu tránsito al infinito!



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