Un año después del brutal ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, la guerra entre Israel y la milicia palestina sigue sin perspectivas de concluir. El conflicto, que comenzó con el asalto de cientos de milicianos de Hamás a territorio israelí, ha dejado una cifra escalofriante de más de 41.000 muertos, en su mayoría civiles palestinos.
Desde que Israel inició su ofensiva ese mismo día, la Franja de Gaza ha sido devastada por bombardeos, combates y ataques, desplazando al 90% de su población, que ahora malvive en condiciones extremas. Hamás, por su parte, ha resistido a pesar de la diferencia de poder militar, utilizando una extensa red de túneles que dificulta las operaciones del ejército israelí.
Un conflicto sin solución militar
El objetivo inicial de Israel de “destruir a Hamás” se ha convertido en una meta irrealizable, según analistas como Elham Fakhro de Chatham House. A pesar de las enormes pérdidas sufridas por la organización, su capacidad para operar desde la clandestinidad y su arraigo en la región hacen improbable su eliminación total. La resistencia de Hamás se ha cobrado numerosas bajas entre las fuerzas israelíes y ha prolongado un conflicto que afecta cada aspecto de la vida en Gaza.
Internamente, el conflicto también tiene repercusiones políticas. Benjamín Netanyahu, quien lidera el gobierno más derechista de la historia de Israel, se enfrenta a una presión constante de los partidos ultraderechistas en su coalición. Estos partidos han bloqueado cualquier posibilidad de un alto el fuego, priorizando la expansión territorial por encima de la liberación de rehenes y la paz. Según analistas, Netanyahu ha optado por mantener la guerra para preservar su supervivencia política, en lugar de alcanzar una solución para los civiles afectados.
Deterioro del apoyo a Hamás
En Gaza, la devastación ha erosionado el apoyo popular a Hamás. Encuestas recientes revelan que la mayoría de los gazatíes considera que el ataque del 7 de octubre fue un error y cada vez más personas critican abiertamente a la milicia por no haber priorizado la protección de los civiles. Sin embargo, Hamás sigue siendo, para muchos, el símbolo de la resistencia contra Israel, lo que ha complicado aún más el panorama político y militar en la región.
Mientras tanto, las posibilidades de un alto el fuego efectivo parecen cada vez más lejanas, y el sufrimiento de los civiles de Gaza sigue aumentando en un conflicto que, un año después, se ha convertido en una de las guerras más largas y sangrientas desde la creación del Estado de Israel.
0 comentarios