Obviamente que estos apagones nos causan tremendas molestias y pérdidas, por lo que todos debemos aportar con nuestro grano de arena a la solución. Por desgracia, terroristas que se sospecha son dirigidos por un partido político que aspira a recuperar su espacio perdido, para desmedro del -casi interino- actual gobierno, han perjudicando al país entero realizando hechos criminales al incendiar áreas boscosas resecas por la actual sequía, principalmente en las grandes urbes.
Gracias a la Providencia las lluvias del fin de semana algo han ayudado en todo sentido contra los terroristas, pero son insuficientes para satisfacer las crecientes necesidades de la población, por lo que ha sido bienvenido el envío a la asamblea -con minúsculas- por parte del Ejecutivo, del proyecto de Ley urgente para incentivar al sector privado a que se incorpore a la producción y provisión de energía eléctrica de los actuales 10 hasta 100 MW.
A este respecto y respetando otros criterios, luego de una somera investigación, se opina que esto último, si bien es positivo por la urgencia, a largo plazo y por las crecientes necesidades del país, es insuficiente. Es que en España, por nombrar un mercado, este servicio es totalmente provisto por la bien regulada ágil empresa privada. Agrego que Guayaquil y Guayas, antes que otras regiones/provincias ecuatorianas, ahí basaron su anterior gran desarrollo socio-económico, en el eficiente servicio de provisión eléctrica que dió EMELEC, de lo que ha quedado solo esa razón social en un club y equipo de fútbol, y con el nombre George Capwell el gran ejecutor de ese servicio desde dicha empresa, en el conocido estadio de fútbol.
Todos sabemos y sufrimos por los pésimos servicios que nos presta el sector público, simplemente porque son manejados por burócratas convertidos en políticos o viceversa, entre quienes, con escasas excepciones, reina la más flagrante corrupción. Para solucionar la actual problemática debe darse luz verde a la iniciativa privada, la que siendo nacional tiene sus limitaciones de capacidad económica, por lo que, para obras de gran envergadura y mejor e innovadora tecnología, como también poder de inversión, debemos acudir -no como prestamista- a la inversión foránea, a la que debemos normarla legal, clara y estrictamente, como también darle la elemental seguridad jurídica para su inversión y trabajo.
Para esto que es conducente a mejorar el futuro, es imperativo pensar y decidir con sentido de patria, especialmente en las próximas elecciones, desechando las experiencias y resultados ya fracasados, para apostar a las presentes y nuevas alternativas que nos da el vigente ordenamiento jurídico, el que con todas las imperfecciones que tiene debemos democráticamente respetarlo, hasta que un patriota, desde su alta investidura promueva la revisión o reemplazo, lo que el pueblo decida, especialmente por el CPCCS -ese nuevo e inventado poder- ya que es por él que se califica a la actual Constitución, como el mamotreto de Montecristi.
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