Este domingo, el papa Francisco hizo un llamado urgente para detener la violencia en el Líbano y otras partes del Medio Oriente durante su mensaje tras la misa celebrada en el Estadio Rey Balduino, en Bruselas. En su intervención, el pontífice expresó su preocupación por el conflicto y el sufrimiento de las personas en la región, condenando los efectos devastadores de la guerra.
“Sigo con dolor y preocupación la intensificación del conflicto en el Líbano. Esta guerra tiene efectos devastadores sobre la población”, declaró Francisco. Además, pidió un cese inmediato de las hostilidades en Líbano, Gaza, Palestina e Israel, instando a todas las partes involucradas a liberar a los rehenes y permitir el ingreso de ayuda humanitaria. El conflicto ha dejado cientos de muertos y heridos, mientras que el ejército israelí continúa bombardeando varias zonas de Líbano tras la muerte de altos líderes de Hezbollah, entre ellos Hasan Nasrala y Nabil Qaouk.
Defensa de los migrantes y crítica al abuso de poder
En el marco de la Jornada del Migrante y del Refugiado, el papa destacó la necesidad de ver la migración como una oportunidad para el crecimiento en fraternidad. Hizo un llamado a acoger a los migrantes y reconocer en ellos el rostro de Cristo, subrayando que la explotación y el rechazo a estas personas es una injusticia que debe ser enfrentada.
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Francisco también abordó el delicado tema de los abusos en la Iglesia. Durante la misa, insistió en que “no hay lugar para los abusos” y pidió a los obispos que no encubran a los abusadores. “El mal no se puede ocultar”, afirmó, exigiendo que los responsables, sean laicos, sacerdotes o miembros del clero, sean juzgados por sus actos.
El papa recibió aplausos de los más de 30,000 asistentes a la misa, entre los cuales se encontraban los reyes Felipe y Matilde de Bélgica, así como otros miembros de la familia real. Francisco recorrió el estadio en su papamóvil, deteniéndose en varias ocasiones para saludar a los fieles y besar a niños y bebés.
Bruselas, una ciudad multicultural donde más de la mitad de la población no es de origen belga, mostró la diversidad de sus habitantes, con banderas de países como España, Colombia y El Salvador ondeando en el estadio.
Rechazo al egoísmo y defensa de los vulnerables
En su homilía, el papa también criticó el egoísmo y la falta de misericordia en un mundo dominado por el interés personal y las lógicas de mercado, denunciando que esto aplasta a los pequeños y sofoca el clamor de los pobres. “El clamor de los pobres no se puede ignorar ni acallar”, sentenció, invitando a rechazar cualquier forma de asistencialismo de fachada que no ataque las causas profundas de la desigualdad.
Francisco concluyó su mensaje pidiendo un compromiso global con la justicia, la paz y la defensa de los más vulnerables, recordando que, en cada migrante, en cada víctima de abuso y en cada persona marginada, está el rostro de Jesús.
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