EDITORIAL. En el sector público, no todo es negligencia. Hay excepciones que merecen ser aplaudidas.
Las acciones que lleva adelante la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) por el bienestar de la salud de los ecuatorianos hablan bien de ella.
Más de un ecuatoriano se ha sorprendido al enterarse de la clausura de su restaurante, chifa o panadería favorita. Incluso el agua embotellada que se compra en los semáforos para saciar la sed en días de calor extremo no escapa al escrutinio de la Arcsa. Ni hablar de los medicamentos caducados o las frías cervezas consumidas en exceso durante el fin de semana. Lamentablemente, la lista de locales comerciales clausurados es muy variada y parece no tener fin, al igual que la imaginación.
Las evidencias (fotos o videos) mostradas durante las inspecciones sorpresivas de la entidad estatal han dejado asqueado a más de uno: cucarachas celebrando matiné en pastelerías; babosas y ciempiés en ensaladas; heces de roedores; suciedad por doquier en pollerías; e incluso serpientes. Todo un menú repugnante a la carta.
Ten mucho cuidado con tu próxima comida; los insectos podrían estar preparándote una emboscada.
¡Están advertidos! (I)
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