El pasado sábado, 11 provincias de Ecuador se quedaron sin electricidad durante 4 horas. El analista económico Miguel Rossignoli atribuyó la crisis energética a un déficit de generación eléctrica que bordea los 1.000 MW, con una brecha de 700 MW que no se cubre con las medidas actuales.
Según Rossignoli, la situación es resultado de una “tormenta perfecta” que se ha gestado durante años debido a un marco político que no favorece la inversión privada en el sector. A pesar de la aprobación de la Ley de Eficiencia Energética en enero de 2024, que supuestamente debía incentivar la inversión en generación termoeléctrica e hidroeléctrica, el experto señaló que hasta el momento no ha llegado ni un centavo de nuevas inversiones. “Si los problemas económicos se solucionaran con un decreto, todos seríamos millonarios”, afirmó.
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El analista enfatizó que la falta de incentivos, como beneficios tributarios y una mayor flexibilidad laboral, desalienta a los inversionistas locales e internacionales. La situación es tan crítica que un día de apagón podría costarle al país alrededor de 230 millones de dólares, impactando especialmente a los pequeños emprendedores y al sector informal, que representa aproximadamente el 45% de la economía, dijo.
Aunque el presidente anunció recientemente que no se cobrará el consumo de 180 kW de electricidad en diciembre de 2024 y los dos primeros meses de 2025, Rossignoli considera que esta medida es insuficiente para resolver la crisis a largo plazo. “Es el principio de una solución, pero está muy lejos de ser lo que realmente necesitamos”, concluyó.
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