Autoritarismo cultural

Sep 9, 2024

Por Simón Zavala

El CECUME es el Centro de la Cultura Médica Ecuatoriana, una Entidad que reúne a médicos escritores y artistas y a un buen número de intelectuales del país de diferentes profesiones y actividades que se han integrado para producir permanentemente cultura. Y el Museo Nacional de Historia de la Medicina “Eduardo Estrella” es otra Entidad importantísima de la institucionalidad ecuatoriana por las tareas que cumple permanentemente. Se creó por la iniciativa y gestión del médico, escritor e investigador doctor Eduardo Estrella Aguirre y de otros prominentes médicos como los doctores Francisco Huerta Montalvo, José Tome Amador, Francisco Rigail Arosemena, Antonio Crespo Burgos, entre otros, que le plantearon al Ministerio de Salud, como un proyecto fundamental para la preparación de los médicos ecuatorianos, la existencia histórica del Museo. El doctor Estrella Aguirre fue el motor impulsor de esta gran obra científica y académica, a su regreso de España donde realizó importantes investigaciones en los Archivos de Indias de Sevilla y de Madrid, con un descubrimiento importante sobre el tipo de alimentación existente en el tiempo de la conquista española en América, revelado por los Cronistas de la época y en particular por los relatos de Pedro Cieza de León, de 1550 que entre otras cosas, le permitieron publicar un libro titulado “El Pan de América”. Este Museo fue inaugurado en 1983, mediante un Acuerdo Ministerial del Ministerio de Salud Pública, posibilitando de esta manera el conocimiento y la difusión de este gran legado sobre la medicina de nuestro país, dividido para su comprensión en tres momentos históricos: Medicina Precolombina Andina, Medicina Colonial y Medicina Republicana. Desde el año 2009, el Museo ocupa el pabellón 5 del antiguo Hospital Eugenio Espejo, que fue restaurado en su totalidad, cuenta con tres áreas: Museo, Biblioteca y Archivo.

En estas instalaciones el CECUME efectúa semanalmente desde hace ya un buen tiempo conferencias principalmente de carácter científico, paneles de análisis y discusión de temas referentes a la cultura de nuestro país y específicamente sobre ciencia, literatura y artes, reconocimientos a destacadas figuras de la medicina ecuatoriana, recitales poéticos, lecturas y análisis de cuentos, novelas y ensayos de autores nacionales y extranjeros, visitas guiadas a las áreas del Museo con las correspondientes explicaciones, charlas públicas sobre la Historia de la Medicina Ecuatoriana desde los tiempos ancestrales y los adelantos científicos de la actualidad. En suma, una actividad que ha generado un gran prestigio para el CECUME y el Museo.

Existe un Convenio suscrito entre el Ministerio de Salud y el CECUME para que esta Organización cultural y científica, se encargue bajo su responsabilidad del Museo y de sus realizaciones que desde su inicio han sido objeto de importantes reconocimientos por la propia comunidad médica, la Academia, científicos nacionales y extranjeros y, en general por las mujeres y hombres de cultura e intelecto del Ecuador. Inclusive, el prestigio del CECUME y del Museo se ha extendido justificadamente fuera del territorio nacional. Este Convenio, que es un instrumento legal, no puede ser concluido por la simple decisión de funcionario alguno por muy alto que sea, sino únicamente por la administración de justicia y por los jueces competentes que son los que, en caso de divergencia entre las partes, deben jurídicamente resolver. El CECUME, a través de sus distintos dignatarios y en diferentes tiempos, ha informado, de conformidad con el Convenio al Ministerio de Salud que es la contraparte, del cumplimiento de sus obligaciones y tareas, sin que en ningún momento haya existido ningún cuestionamiento del Ministerio. Y es bueno que se sepa, que esta cartera de Estado no ha entregado un solo centavo al CECUME para que cumpla con las obligaciones impuestas. Son sus miembros los que con sus colaboraciones económicas personales han sufragado los diferentes actos sociales que en algunas ocasiones, se efectúan luego de las programaciones científico culturales.

En estos momentos, hay una conjura oscura y proterva que busca apoderarse de las instalaciones del pabellón 5 del antiguo Hospital Eugenio Espejo donde funciona el Museo el Archivo y la Biblioteca, para ocuparlo en otros menesteres, a propósito de los momentos pre electorales y del cambio de gobierno que se avecina, seguramente bajo el convencimiento de que nadie les va a exigir cuentas y que los Ministros relacionados con este asunto no tienen tiempo para estas “pequeñeces”. Por consiguiente hay que buscar que el Museo, el Archivo y la Biblioteca salgan de este pabellón y se vayan a otros sitios según los interesados. Una “historiadora” que no tiene la menor idea del significado y el manejo de un Museo y, peor de un Museo especial como el de Historia de la Medicina, encabezando un grupo minúsculo de profesionales, presenta algunas objeciones infundadas acerca del funcionamiento del Museo y de su administración. El 14 de agosto de este año, los directivos del CECUME tuvieron una reunión con el Ministro de Salud para tratar, no sobre estas “supuestas críticas” sino para repotenciar el Museo y cumplir por parte del Ministerio con su apoyo, especialmente económico. Una reunión amistosa, cordial, de ideas, de honestidad intelectual, y de respeto a los fines primigenios con los que se constituyó el Museo y luego el Archivo y luego la Biblioteca. Se resolvió organizar Mesas de trabajo y señalar las fechas para el trabajo de las mismas. El 27 de agosto de 2024, a las 9:30 de la mañana, cerca de quince personas que se identificaron como funcionarios del Ministerio de Salud, del Ministerio de Cultura, del Instituto de Patrimonio Cultural y del Archivo Nacional, en un hecho de fuerza, en una asociación nada lícita y en un operativo parapolicial, emulativo de los actos urgentes que con autorización de juez competente realiza la Fiscalía; comandados por un denominado “Técnico Administrativo” Mauricio Cisneros Proaño, director encargado de gestión documental y atención al usuario del Ministerio de Salud, y la señora Alejandra Salazar, Directora del Archivo Nacional, guiados por una empleada encargada del Archivo señora Rocío Bedón encargada del archivo de Historia de la Medicina; en forma abrupta, intempestiva, intimidatoria y grosera, en claro ejercicio de abuso de autoridad, invadieron los locales del Pabellón Cinco antes citado, bajo la responsabilidad del CECUME, avasallaron a los pocos directivos que había llegado para cumplir con la realización de un evento cultural, los ultrajaron y los obligaron mediante coerción autoritaria a suscribir un documento elaborado a la mano, al que lo denominaron acta, sin siquiera leérselos para que conozcan el contenido por medio del cual, el Convenio entre el CECUME y el Ministerio de Salud prácticamente debe quedar insubsistente por su dictatorial actitud y el Museo, el Archivo y la Biblioteca deben pasar a las Instituciones que dijeron pertenecer. Me imagino, que en ese “documento” no deben ni las alegaciones ni las protestas ni las observaciones a este allanamiento expresadas por los personeros del CECUME

Me resisto a creer que el Ministro de Salud y la Ministra de Cultura tengan que ver con el operativo descrito. Sería grave que un hecho de esta naturaleza, en una inmediata campaña electoral, sea explotado políticamente en contra del Presidente de la República que busca, con todo su derecho, la reelección. Pero es sumamente grave que funcionarios de tercera o última categoría, sin respetar los derechos de las personas garantizados por la Constitución y las leyes de nuestro país; sin importarles las consecuencias, especialmente políticas, que puedan afectar a sus superiores; sin tener en cuenta que ellos no tienen ninguna autoridad ni orden legal para cometer este atropello; actúen de esta forma, violatoria de todo principio de respeto a las personas ofendidas, sorpresiva, agresiva, coercitiva y descomunal. Ante el reclamo de los personeros del CECUME para que se explique la razón de este operativo el “técnico administrativo” Mauricio Cisneros Proaño, les señaló que en la hoja de ruta preparada por él, se indica que el objetivo de la “visita” es (textualmente): “Realizar un diagnóstico integral del estado del Archivo….en atención al oficio N. CYP- 2024-0952-0 de fecha 19 de agosto del 2024, en el cual se da a conocer que se recibió una solicitud firmada por parte de varios historiadores, investigadores, expresando su preocupación por la condición del archivo de la Medicina”. Es decir, una simple solicitud de un grupo de personas, independientemente de sus virtudes y atributos personales y académicos, es tomada como un elemento sustancial para realizar un operativo como el efectuado? No saben éstos funcionarios que cuando se hace una denuncia en el campo penal y en el campo administrativo y penal administrativo, los denunciantes o quejosos, tienen que reconocer sus firmas y rúbricas puestas en la denuncia, por la responsabilidad que adquieren por si las acusaciones no se comprueben, así disfracen esa denuncia de “preocupaciones” ? Aquí al “técnico” Cisneros, ante una simple solicitud en la que se expresan “preocupaciones” por la condición del archivo de la Medicina, conduce una acción de violencia institucional para que supuestamente se subsanen dichas “preocupaciones”. Francamente, esto no puede aceptarse bajo ningún punto de vista, porque no puede un funcionario quien quiera que sea pasarse por el forros la autoridad de sus superiores jerárquicos. Los funcionarios públicos deben actuar siempre dentro del marco legal y con la debida autorización para evitar consecuencias legales graves. Por si no lo saben los prepotentes, los funcionarios públicos que invaden y allanan instalaciones sin la debida autorización pueden enfrentar varias responsabilidades legales. Estas responsabilidades pueden ser de carácter civil, penal y administrativo: En la civil: los funcionarios pueden ser responsables de los daños y perjuicios causados a las personas o entidades afectadas por su actuación. Esto incluye la reparación económica de los daños materiales y morales. En la penal: dependiendo de la gravedad de la acción, los funcionarios pueden enfrentar cargos penales. Delitos como el abuso de autoridad, la violación de domicilio y otros pueden ser aplicables en estos casos y pueden ir a parar a la cárcel. En la administrativa: los funcionarios pueden ser sancionados administrativamente por incumplir sus deberes y actuar fuera de sus competencias y las sanciones pueden incluir desde amonestaciones hasta las destituciones de sus cargos.

Este nefasto antecedente no puede quedar impune. Parece que ciertos funcionarios piensan que pueden hacer lo que les viene en gana, porque simplemente no les va a pasar nada ni nadie los va a sancionar. Que la impunidad los protege y que para ellos la garantía constitucional de la seguridad jurídica les importa un bledo. Entiendo que el CECUME ejercerá las acciones legales pertinentes y los Ministros de Salud y Cultura procederán a abrir los sumarios administrativos correspondientes para sancionar en forma drástica a los responsables. No pueden quedarse en entredichos ni bajo la duda ciudadana. Los autoritarismos en ningún aspecto son saludables para la convivencia social. Las autoridades tienen la palabra.



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