El Gobierno prepara una ofensiva diplomática para aislar a Venezuela de los organismos de integración y cooperación de la región. Con la venia de Javier Milei, Diana Mondino, ministra de Relaciones Exteriores, trabaja junto a su equipo para impulsar una serie de instrumentos y acciones destinados a generar presión sobre el régimen de Nicolás Maduro. Es una postura que Argentina planteó en la última reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y que llevarán a una cumbre del Consenso de Brasilia que tendrá lugar en los próximos días. La Casa Rosada no quiere perder la iniciativa contra Caracas por el fraude en las elecciones presidenciales del 28 de julio.
El fin de semana estuvo marcado por el asedio del régimen de Nicolás Maduro contra la embajada argentina en Caracas, que desde agosto quedó bajo resguardo de Brasil. Allí residen como asilados seis dirigentes del espacio de la líder de la oposición, María Corina Machado. El chavismo presionó al Planalto para que sus representantes abandonen la sede diplomática que tienen bajo custodia. El operativo no dio resultado y, según pudo conocer Infobae, el hostigamiento menguó cuando se conoció que el ex candidato presidencial Edmundo González Urrutia se exilió en España.
El sábado por la noche, un grupo de patrullas del Sebin, fuerza de seguridad del régimen bolivariano, rodearon la residencia de la sede diplomática de Argentina, en el coqueto barrio Las Mercedes de Caracas. Fue una decisión de Maduro luego de que Balcarce 50 exhortó al fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) para que ordene la detención del líder chavista y los cabecillas de su gobierno.
El asedio de Maduro a la embajada argentina comenzó con la decisión de revocar el “beneplácito” otorgado a Brasilia para ejercer la representación de los intereses de Argentina y sus nacionales en territorio venezolano. Ese gesto obtuvo un repudio inmediato y generalizado, tanto en la región como en el resto del mundo. Llegaron comunicados desde Chile, Uruguay, Paraguay, España. Incluso, Brasil también hizo lo propio, al exigir que se respete la Convención de Viena. “El gobierno brasileño recibió con sorpresa la comunicación”, respondió el Planalto y advirtió que custodiará los “intereses argentinos “hasta que el gobierno argentino indique”.
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