Quito no existe en la política nacional

Sep 2, 2024

Por Karina Granja

Quito tiene 1,9 millones de votantes, pero carece de una figura o partido político que realmente la represente. Los políticos de la capital ecuatoriana, que viven preocupados por lo “políticamente correcto”, deben replantear su enfoque y creatividad al hacer activismo y campañas. De lo contrario, seguirán sin ver un triunfo electoral.

Hace ya bastante tiempo que los liderazgos quiteños dejaron de ser referentes nacionales y de conectar con la gente, es decir, dejaron de construir un tejido social. El problema, más allá del análisis, es reconocer lo que está fallando en la forma de hacer política en la capital del país.

Durante los 45 años de “retorno a la democracia”, algo peculiar ha ocurrido: el quiteño ha observado el manejo político del Ecuador desde la distancia. Tanto es así que, de los 9 presidentes de la república elegidos por voto popular desde 1979, solo uno fue quiteño: Rodrigo Borja Cevallos.

En la carrera electoral de 2025, los aspirantes a la primera magistratura provienen de otras provincias: diez de Guayas, uno de Manabí, uno de Los Ríos, uno de Azuay, uno de Loja, uno de Cotopaxi y uno de Estados Unidos. ¿Qué ha pasado con la capital que ha dejado de ser el semillero de líderes quiteños?

Estas estadísticas invitan a la reflexión de sociólogos, politólogos, y demás estudiosos. A mi juicio, tras diversas variables multicausales, los fundamentos de este fenómeno se resumen en: desinterés, desencanto e incapacidad para aglutinar masas.

A pesar de ser la capital de los ecuatorianos, donde operan todos los poderes del Estado, el tema de conversación favorito de los quiteños siempre ha sido la política. Antes, cuando se aproximaban las elecciones, se debatían posibles candidatos y partidos. Ahora, aunque siguen hablando de política, evitan comprometerse; huyen del activismo político y de las candidaturas.

Este repliegue de los quiteños, que merece un análisis más profundo, ha dejado espacios que han sido aprovechados por migrantes que se postulan a cualquier cargo, de cualquier manera y con quien sea.

He preguntado a esta generación de quiteños por qué su desinterés en el activismo político, y la respuesta es clara: la actividad política está muy contaminada por la corrupción.

El resultado es desolador: muchos quiteños se inclinan hacia ideologías populistas, llenas de promesas vacías. Y otros, con el sueño de hacer una política honesta, se quedan en lo académico, conversando con el pueblo solo cuando hay elecciones.

No solo es que los quiteños ya no tienen presidenciables “de origen capitalino”, sino que su comportamiento ha cambiado: ya no consideran fundamental tener candidatos nacidos en Quito y prefieren apoyar a figuras políticas de liderazgo nacional.

Al final, en un Ecuador que ha cambiado, con una capital llena de migración interna y externa, y con partidos políticos en decadencia, la realidad es que el tradicional equilibrio “costa-sierra” ha desaparecido, y Quito ha dejado de ser el crisol de políticos.



1 Comentario

  1. La última oportunidad de un presidente capitalino se esfumó con el cuarto lugar año 2002 del Dr. Rodrigo Borja. Nadie más dio la talla de un estadista como él. Con virtudes y errores fue la última representación política de peso. Quito ya no pone presidentes sino que los sufre. El espacio laboral del sector público, máximas autoridades, son ocupadas por muchos ecuatorianos “no quiteños”. No hay falla en esto último. El Ecuador del sector público es de todos, lo triste es que Quito no tiene ni el interés de participar, peor aún recuperar un espacio que hoy es lejano ya.



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