A pesar que no tenía fecha de caducidad, el diario Hoy dejó de existir hace diez años, con la pena de que murió sin reclamo alguno, sin esperanza de resurrección. En ese año, 2014, no hubo plantones, gritos al cielo, cantos de sirena, peor alguien que salga a calentar las calles. Nada. Su muerte nos recuerda que fue un periódico donde se centraban los grandes columnistas de opinión, encabezando un periodismo de investigación muy de avanzada. Así era el diario Hoy: audaz, de redacción digerible, de ideas independientes, preciso en la información, libre de eufemismos… Al diario Hoy le dieron los santos óleos por ser un medio de comunicación dedicado a revelar la corrupción, ese monstruo nacional que se sostiene en dos patas: el paternalismo y la impunidad.

Cómo olvidar la columna Windows, de don Simón Espinosa Cordero; Fregando la Pita, de don Diego Oquendo; La revista Cometa, inspirada en los niños y adolescentes; y lo más intrépido en la información crítica de la semana, Blanco y Negro, fascículo de los sábados donde el diario sacaba los cueros al Sol, denunciado los actos de corrupción más sonados. Eso sí, con pelos y señales.

Y eso no era todo. Junto a este diario impreso se podía comprar discos compactos con música de varios géneros, pues era lo más esperado la música nacional y la música clásica. El diario Hoy también publicaba libros escritos en tiempo récord, unos que hablaron de la seguridad nacional, como fue el libro Las Farc en el Ecuador; otros libros que describieron a los gobiernos caídos, como por ejemplo ¡Que se vaya!, crónica del bucaramato; Bucaram, tocata, robata y fuga, de la pluma del Pájaro Febres Cordero; El abril de los forajidos, caída y fuga de Lucio Gutiérrez, y otros que respondían a los escándalos nacionales, entre aquellos, uno que fue el delator del caso “notario Cabrera”. Ese libro llevaba por título Ruleta rusa. Sus páginas describieron toda la trama de aquella empresa de la usura, pues lo más sorprendente fue la larga lista de “inversionistas” y sus montos de más alto capital, pues allí se supo de personajes que querían redondear su sueldo u otros que vendieron sus bienes para vivir sin hacer nada, pues los intereses que daba el notario permitían vivir así, sin hacer nada.

Hubo un día en el que cayó un feroz aguacero allá en el barrio El Condado, con tal granizo, que los techos de la planta del diario colapsaron. Con eso pararon las máquinas y el papel mojado impidió el tiraje de ese día. Y qué gesto tan noble: el diario El Comercio prestó sus máquinas para que el diario Hoy no pare su producción informativa mientras se hacían las reparaciones.

El diario Hoy, nació en el año 1982. En sus treinta y dos años de luces y revelaciones, siempre estuvo en primera línea, llevando las noticias de política, educación, salud, deportes, cumpliendo fielmente el legado de todo medio de comunicación: informar, educar, entretener. Hasta cuando llegó el año 2014, tiempo en el que el precio del petróleo se iba en declive y el derroche revolucionario seguía en sus andanzas. Fue el momento en el que la Superintendencia de Compañías le hizo cargamontón al diario Hoy, el Servicio de Rentas internas le hizo fila india y los revolucionarios le fusilaron en el paredón del fascismo y la injusticia.

Así murió el diario Hoy. Ahora que han pasado ya diez años, pocos lo recordamos y muy pocos sentimos la necesidad de un periódico de carácter intelectual como lo fue el Hoy.