En la actualidad, la fitomedicina ha demostrado que muchas plantas tienen efectos positivos en la salud. Entre ellas destaca la manzanilla, conocida científicamente como Matricaria chamomilla L..

Originaria de las antiguas Roma, Egipto y Grecia, la manzanilla se ha utilizado históricamente por sus propiedades medicinales. Existen dos variedades principales: la manzanilla dulce o española y la manzanilla amarga o romana.

La infusión de manzanilla es especialmente conocida por sus efectos calmantes, gracias a la apigenina, un flavonoide con propiedades antioxidantes.

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Además de ayudar a combatir el estrés y mejorar el sueño, el té de manzanilla ofrece varios otros beneficios:

• Problemas Digestivos: Puede aliviar malestares como diarrea e indigestión, y estudios recientes sugieren que ayuda a reducir la flatulencia post-cirugía de vesícula biliar.
• Síntomas Premenstruales: Beber té de manzanilla puede disminuir la ansiedad, hinchazón y malestar estomacal asociados al síndrome premenstrual. Investigaciones indican que también puede reducir el dolor y el sangrado menstrual.
• Regulación del Azúcar en Sangre: La manzanilla puede ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre y mejorar la resistencia a la insulina, según estudios que muestran beneficios para personas con diabetes tipo 2.
• Salud Articular: Sus compuestos fenólicos pueden reducir la inflamación y la sensibilidad en las articulaciones, beneficiando a quienes sufren de artritis o artrosis.
• Circulación y Salud Cardiaca: La manzanilla actúa como vasodilatadora, mejorando la circulación y reduciendo la presión arterial y los niveles de colesterol, gracias a sus flavonoides.

Consumo y Precauciones

El té de manzanilla es la forma más común de consumo. Aunque generalmente es seguro, es aconsejable consultar con un médico antes de añadirlo a la dieta, especialmente para mujeres embarazadas, en periodo de lactancia o personas alérgicas. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE.UU. considera que el té de manzanilla es seguro para su uso en alimentos, aunque algunas personas pueden experimentar efectos secundarios como náuseas o reacciones alérgicas.