En el suburbio guayaquileño donde se desarrolló buena parte de mi niñez y juventud, luego de conocerse agresiones personales y/o asesinatos -éstos no con las actuales diarias frecuencias- a la víctima se le endilgaba el título de esta nota: “Sabía demasiado…”
Lo traigo a colación con motivo de haberse cumplido un año del crimen al candidato presidencial, periodista de investigación, asambleista y Presidente de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea nacional Fernando Villavicencio, hecho que conmocionó a este Ecuador del alma y cuyo develamiento, mediante las investigaciones que señalen como partícipes intelectuales y materiales de este magnicidio a quienes deberá juzgarse legalmente, la ciudadanía espera con expectativa.
Como a pocas personas en este país puede atribuirsele a Villavicencio el haber investigado temas de gran corrupción y en distintos campos del convivir, desde temas petroleros inicialmente, hasta los que fueron contaminando a altas esferas políticas y judiciales, lo que desde hace rato el finado Pancho Huerta pronosticó nos estaban convirtiendo en un narcoestado, lo que entendemos son situaciones muy peligrosas, como también son extraños los sucesos ocurridos luego del crimen de marras, en el que de inmediato fue eliminado el delincuente/gatillero principal de la trama; luego, de manera por demás misteriosa fueron asesinados, dentro de centros de reclusión, más de media docena de los otros colombianos partícipes en el crimen.
A más de lo precedente, es patente la poca importancia que el poder legislativo especialmente, le ha dado al hecho, cuando una comisión responsable calificó este horrendo crimen como un hecho delictivo común si darle el carácter de político que tiene a ojos vista.
Destaco que Villavicencio no se limitó a investigar escándalos de todo orden que afectaban a nuestra patria, sino que también los denunciaba, lo que hizo que se gane públicas amenazas de poderosos personajes del convivir, especialmente político. Una de las últimas advertencias que recibió, de parte del innombrable fugitivo ex presidente, trajo a memoria de la comunidad una obra de inmortal Gabo, recordando “la crónica de una muerte anunciada”…
Al ser asesinado Villavicencio tenía buenas probabilidades de lograr un triunfo electoral y su círculo político logró importante número de elegidos, pero luego de su muerte puede decirse que se han atomizado sus seguidores, al extremo que se estima que en las próximas elecciones no tienen un peso gravitante.
Controvertido y todo, Villavicencio no ha tenido quien supla su puesto y labor que poco a poco fue conquistando las simpatías populares, claro, se vió que fué con intereses electorales. Al momento, puede considerarse en ese rubro a la Fiscal de la nación, con la diferencia que ella no ha manifestado interés para entrar en estos haceres políticos/electorales.
Como todos, termino esperando el total esclarecimiento de este brutal crimen político y considerando a Fernando Villavicencio como un martir de nuestro Ecuador.
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