En la década del 90 cuando llegué a Alemania, mis hijos, al igual que todos los vecinos de su edad, iban a colegios públicos. Como buenos ecuatorianos, en casa debatíamos si debíamos optar por la educación privada, que seguro era mejor.
Para nuestra sorpresa, en aquel entonces, la educación privada de toda Alemania tenía menos del 5% de la población estudiantil (574.000 alumnos). Predominaba el criterio de que las escuelas y colegios privados eran sitios de recolección de estudiantes de bajo rendimiento académico y de clase económica alta, dispuestos a gastar mucho para que con poco esfuerzo los jóvenes consiguieran el bachillerato.
Hoy esta tendencia cambió, un 9% de los estudiantes (798.000 en el año lectivo 22-23) se matricularon en la educación privada. ¿Qué ocurrió? Hay varias razones y básicamente ligadas a la falta de mantenimiento en algunos establecimientos públicos, la oferta de las privadas con programas de educación digitalizada y una educación individualizada. Pero algo no menor es la creciente comunidad estudiantil extranjera (1,6 millones), que tiene muchos problemas, con muy limitado o nulo conocimiento del alemán, que va a engrosar las escuelas públicas y el número de alumnos por clase, lo que baja o limita el avance conjunto de la clase, porque ni el profesorado ni la infraestructura crecen en igual proporción, y el resultado son profesores agotados, estresados y un aumento de las licencias médicas.
Partiendo del hecho que las pensiones de las escuelas privadas son a mi criterio asequibles, entre $ 170 a $ 800 -excluyendo La Escuela Privada Internacional e internados privados con mensualidades altísimas-, me pregunto ¿por qué no se ha privatizado la educación alemana?, si algunos medios la perciben como la panacea de la educación.
Es necesario entender que la mentalidad alemana no ha cambiado sobre su percepción de la calidad de la educación pública, con profesores con estatus de funcionarios públicos, que acceden vía concurso de méritos, y son mucho mejor remunerados que en las instituciones privadas. La gratuidad de la enseñanza -que incluye libros y activades extracurriculares- juega un rol clave. Y lo más importante que, a pesar de los problemas indicados, los estudiantes de escuelas públicas aún presentan mejores resultados en los exámenes a nivel nacional, acceden a mejores programas de intercambio académico a nivel internacional, presentan mejor rendimiento a nivel universitario y se educan sin la tara de las clases sociales.
No obstante, si no se incentiva a la juventud a estudiar magisterio para incrementar el profesorado, no se aumenta el presupuesto para mantener la infraestructura, las partidas de profesores y la integración con cursos de alemán, la opción real a futuro será el incremento de la educación privada en detrimento de la pública. El ciudadano alemán, entonces, deberá ir empezando por cambiar su mentalidad.
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