La frase “Tun tun, ¿quién es? ¡Gente de paz!” que es la letra de un popular villancico venezolano, se ha convertido en el símbolo de la represión masiva y brutal que ejecuta el régimen de Nicolás Maduro en su desesperado intento por detener la ola de protestas que, desde el 28 de julio de 2024 se mantiene para exigir que reconozca que perdió en las urnas y que garantice una transición democrática, tras 11 años en el poder.
Maduro utilizó la frase “Operación Tun Tun” para referirse a la serie de arrestos masivos contra manifestantes y opositores que se están registrando después de las elecciones del 28 de julio. Gonzalo Himiob, de la ONG Foro Penal, describe esta operación como una escalada represiva sin precedentes en Venezuela, reseña BBC Mundo..
Las elecciones presidenciales vieron a Maduro proclamado ganador con el 51,2% de los votos según el Consejo Nacional Electoral (CNE), pero la oposición, liderada por Edmundo González, sostiene que sus datos muestran una victoria para González con el 67% de los votos. La falta de transparencia en la publicación de las actas por parte del CNE ha avivado las tensiones.
La “Operación Tun Tun” ha desencadenado un clima de miedo en el país, con detenciones masivas y arbitrarias. Desde el 29 de julio, los barrios populares de Caracas han sido escenario de protestas y arrestos indiscriminados. Foro Penal reporta más de 1,000 detenciones en una semana, en contraste con los 5,051 arrestos registrados durante las protestas de 2017.
El gobierno ha anunciado la creación de nuevas cárceles de máxima seguridad y ha intensificado las detenciones bajo la acusación de intentar un “golpe de Estado”. La represión incluye detenciones en cualquier circunstancia, desde manifestaciones hasta personas en la calle, y afecta principalmente a los sectores más humildes.
Además de las detenciones, las delaciones se han convertido en una herramienta de represión. Las denuncias pueden ser realizadas por cualquier persona, lo que siembra desconfianza y temor entre la población. La Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) ha usado el miedo a través de mensajes amenazantes en redes sociales.
Los derechos humanos están siendo gravemente violados: las detenciones carecen de orden judicial, se niega el acceso a abogados de confianza, y las audiencias se realizan en centros de reclusión sin la presencia de defensores independientes. Las autoridades, incluyendo a Maduro, se refieren a los manifestantes como “terroristas” y han tomado medidas drásticas contra ellos.
La represión también se extiende a activistas políticos y defensores de derechos humanos, con casos notables como el del exdiputado Freddy Superlano y la exfiscal Maglen Marín Rodríguez, quienes han sido detenidos sin explicación clara.
El clima de miedo en Venezuela ha llevado a muchas personas a tomar precauciones extremas, como borrar conversaciones y evitar el uso de teléfonos móviles. La anulación de pasaportes para activistas y periodistas también ha sido reportada, añadiendo otra capa de represión.
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