Con beneplácito los ecuatorianos recibieron la noticia gubernamental de que, desde la educación inicial hasta bachillerato, se incluye la materia de Cívica, Ética e Integridad y alrededor de ésta se suman Vialidad, Educación Financiera, Desarrollo Sostenible y Educación Socioemocional. Con razón, la complacencia obedece al propósito explicado por el ministerio de Educación de enseñar y aprender sobre principios y valores, recuperar saberes, deliberar, explotar habilidades, adoptar decisiones, encarar conflictos y participar en asuntos colectivos. “Cívica va a ser una materia nuevamente, que comprende toda la identidad nacional, integridad ciudadana, el respeto a los símbolos patrios y demás”, ha dicho Alegría Crespo, ministra de Educación.
Frecuentemente se atribuye a la deficiencia de la calidad educativa la situación difícil del Ecuador y Andrés Oppenheimer, reconocido periodista argentino, va más lejos y afirma que ese déficit es el más grave problema de Latinoamérica y por eso su crecimiento económico este año alcanzará apenas al 0.6%, a diferencia de Asia que tendrá un 6.2% y países africanos y del Medio Oriente un 3.4%. Los asiáticos, dice, han creado la meritocracia educativa y estudian más. “En nuestra región hablamos demasiado de los héroes del pasado y demasiado poco de los innovadores del futuro. Mientras los asiáticos viven guiados por el pragmatismo y están obsesionados por el futuro, los latinoamericanos vivimos guiados por la ideología y estamos obsesionados por el pasado. En América Latina los billetes muestran a nuestros próceres de la independencia, en Singapur muestran una universidad, con un maestro y sus estudiantes. En la parte de abajo una sola palabra: educación. O sea, mientras nosotros veneramos a nuestros próceres del pasado, ellos veneran a los innovadores del mañana”.
Traigo estos pensamientos porque estimo impostergable mejorar nuestra educación y formar mejores ciudadanos. La incorporación de las materias señaladas ayudará a ese objetivo. El ministerio de Educación debe ser obsesivo y perseverante en alcanzarlo. La capacitación de los profesores que recibirán la responsabilidad de impartir estas asignaturas tiene que ser permanente. Ellos, por su parte, deben buscar la excelencia y ser reconocidos como pioneros del gran cambio positivo de la educación, que también implica a enseñar sobre la importancia del fracaso como lo anota el académico colombiano David Escobar Arango, quien, en una ceremonia de graduación de ingenieros, les desea a estos “fracasos laborales, porque les va a enseñar humildad…también algún buen estrepitoso golpe económico, una quiebra, alguna carencia material, porque las carencias los volverá esencialistas”, y les pide que esas experiencias y otras las vuelvan “fuente de fortaleza y de sabiduría”. Además, recuerda que Churchill decía que “el éxito es la capacidad de ir en fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”.
Es necesario aprovechar al máximo la aplaudida y muy reclamada vuelta de las clases de cívica y ética a las escuelas y colegios del país. Arrancan con el nuevo año lectivo Sierra-Amazonía y el próximo se incorporan en la región Costa. Esta es, también, una nueva oportunidad para los padres de familia, cuya obligación moral es ser la mejor escuela de vida para sus hijos.
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