Entre las muchas cosas que el ex-presi amiwi de Norero nos robó, está el presidencialismo. Sacó la palabra de la Constitución para quitarle al presidente el poder de nombrar las autoridades y dárselo a un consejo ‘dizque’ ciudadano. Y ahora -¡horror!- se está proponiendo que los nombramientos vuelvan a la Asamblea. 

Pero en el presidencialismo las autoridades no las nombra el Congreso sino el presidente, en un procedimiento de 3 fases: “el presidente propone al candidato [nomination]; el senado lo confirma [confirmation]; tras lo que el presidente lleva a cabo el nombramiento formal [appointment]”. [Loewenstein, Teoría de la Constitución, p. 299]. 

Por él votamos ¿no?

Si ud. es dueño de la  Pepsi no pone al contador de la Coca a llevarle la contabilidad ¿no? El presidente necesita un equipo en el cual confiar. Eso es lo que define el sistema: la confianza. Por eso Kennedy -luego de ese procedimiento de 3 fases- nombró a su hermano Robert, Fiscal General: este era quien había venido enfrentándose a las poderosas mafias sindicales del transporte lideradas por Jimmy Hoffa. Y el mejor con quien podía contar para seguir haciéndolo. 

Quitar al presidente el poder de nombrar su equipo de gobierno y dársela a un consejo ‘ciudadano’ solo fue un embuste: el fugitivo belga y sus narco socios son quienes hasta hoy lo hacen. 

No obstante, el mayor peligro radica en un sistema en el cual la vía para las designaciones ya no es la Constitución, sino un reglamento que 4 ilustres desconocidos por los que nadie votó, se inventan para cada designación. En el presidencialismo clásico la defensa del sistema está en la Constitución que define el procedimiento de designación. En el ‘nosesabe’ correista la trampa es el reglamento redactado por 1 consejo ‘ciudadano’. 

Por eso la pregunta de fondo es: ¿un reglamento es más seguro que la Constitución?¿El reglamento para el Fiscal de Fito le da una seguridad mayor al país que la Constitución que le permitió a Kennedy nombrar Fiscal a su hermano? 

Esto hay que arreglarlo antes de las nuevas elecciones. ¿Están conscientes de que necesitamos nueva Constitución?